"El fado es un sentimiento que debe cantarse y nunca tiene que mercantilizarse". Ramón García Ovide, de la Asociación de Amigos del Fado de Asturias, expresó ayer con rotundidad su idea acerca de la "pureza" que debe mantener la música tradicional portuguesa, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

García Ovide y Ángel García Prieto clausuraron ayer el ciclo de conferencias y proyecciones en torno al fado que se ha desarrollado en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA a lo largo del curso que toca a su fin.

Ramón García puso a la cantante Ana Moura como ejemplo de ese " mercantilismo del fado", hasta el punto de calificar como "un poco despreciable lo que hace con este tipo de música". El purismo de García Ovide chocó con la actitud más aperturista de Ángel García Prieto, quien considera "legítimo" que el fado explores nuevos caminos y que los intérpretes abran su abanico de posibilidades.

Entre los que sonaron ayer estuvieron Ana Moura, con un tema de su último disco, y también el joven músico Ângelo Freire, quien, con Luis Guerreiro, forma el tándem de moda en el amplio universo de la guitarra portuguesa. Margarida Guerreiro, la alentejana nacida cerca de Évora, propietaria de una voz muy particular, que empezó a cantar temas de orquestas, fue otra de las voces que sonaron en una sesión que si algo dejó claro es que la afición al fado crece en Asturias.