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Gente de Oviedo | DORITA GARCÍA BLANCO

"Comencé a escribir para superar el dolor y ya llevo 18 obras publicadas en 15 años"

"Comencé a escribir para superar el dolor y ya llevo 18 obras publicadas en 15 años"

Dorita García Blanco (Pola de Lena, 1945), nació en Lena, una tierra a la que adora, pero a los nueve años fue a vivir a Oviedo con sus padres y hermano y se hizo ovetense. Aunque sigue muy vinculada a sus orígenes, y no lo niega, Dorita mantiene una relación muy especial con la ciudad en la que estudió y creó su propia familia. Escribe desde muy joven, si bien su primera publicación aparece en 2004. Desde entonces, ha publicado 18 obras, tanto en prosa como en verso. También participa en numerosas actividades de creación literaria y talleres de lectura. El pasado martes presentó en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA su último poemario, "Cuando se pone el sol".

Raíces lenenses y corazón ovetense. "Me considero plenamente ovetense. Aquí he vivido desde los nueve años, pero no renuncio a mis raíces. Conservo la casa familiar en Pola de Lena y me gusta mucho ir allí. Tengo maravillosos recuerdos de aquello. Escribo desde muy pequeña, al menos desde los siete años. La afición a lectura me viene de mi madre, con la que aprendí el romancero y también muchas poesías de Rubén Darío, que nos sabíamos todas las niñas de mi época. Un tío mío leía mucho y tenia muchos libros. Yo andaba todo el día rebuscando por el desván libros, y de paso encontraba cartas que durante la Guerra Civil recibía mi madre de sus compañeros. Siempre me gustó investigar".

Prolífica y polifacética. "Empecé a escribir en serio en el año 2004. Hasta entonces me dediqué sobre todo a criar a mis hijas, e hice algún trabajo para empresas de estudios de mercado. Cultivo la poesía y la novela, algo que no es demasiado frecuente. En el ámbito de la narrativa he publicado títulos como 'La casa de Quintana', 'Corea no es una península', 'La sombra de la llama' o los que forman la colección 'La fantasía del tiempo': 'Una Ansellia africana para Marta', 'En el filo del obrador' y 'El secreto de la melancolía', que fue el libro más vendido en una de las ferias Libroviedo. En el terreno poético he publicado, entre otros, 'Sombras en el desván', en 2005, 'La novia del agua', en 2009 y ahora 'Cuando se pone el sol'".

La literatura, válvula de escape. "En Pola de Lena fui al colegio Urgell y en Oviedo hice el bachiller en el antiguo instituto femenino, el actual Aramo. A los veinte años me casé con quien ha sido mi novio, mi marido, el padre de mis dos hijas... todo. Hace quince años, en el plazo de un año, le perdí a él, a mis padres y a mi hermano. Fue uno de esos golpes de la vida que no sabes cómo encarar. Hasta entonces yo nunca había tenido un problema grave. Fui una niña mimada y bastante consentida, muy feliz. De pronto me di de bruces con una realidad para la que nunca nadie está preparado. Busqué refugio en la literatura. Me fui a mi casa de Pola de Lena y me encerré a escribir. Hice mi primera novela en quince días. La verdad es que no me dediqué a otra cosa. Salí de todo aquel dolor gracias a la literatura, especialmente la poesía. La vida a veces te deja huecos inmensos y hay que llenarlos, no te queda más remedio".

Siempre interesada en aprender. "Me casé muy joven y no fui a la Universidad en su momento, pero después hice muchos cursos de extensión universitaria y un curso de Filología Hispánica que me vino muy bien para mi trabajo. Luego nació mi nieta, que tiene nueve años, y eso me dio nuevos ánimos. La cuidé mucho en los primeros años y ahora, algo menos, pero también. Ahora disfrutó mucho de estar con ella, es una preciosidad de niña. Tengo otro nieto de dieciocho años que vive en Madrid, muy guapo, sensato y altísimo. Voy a verlo siempre que puedo y los adoro a los dos. La verdad es que empecé con la poesía pero últimamente me atrapa la novela. Tengo una empezada que está a más de la mitad, y confieso que me está costando un poco terminarla, y eso que tengo todo el argumento y el final planificado".

Oviedo como fuente de inspiración. "Oviedo me inspira mucho para escribir aunque muchas de mis obras están centradas en el paisaje de Pola de Lena. La novela que estoy preparando cuenta la historia de un grupo de mujeres que se encuentran después de años sin verse y viajan a México. El tema de la mujer me interesa por todo lo que está pasando en el mundo. Mi abuela tenía una tienda que era un lugar de encuentro para las mujeres del pueblo. De paso que compraban montaban unas tertulias impresionantes. Yo escuchaba y así me enteré de muchas historias y cosas que luego he podido ir recomponiendo. Los años del instituto también fueron divertidos, aunque no era como ahora, había que estar en casa a la nueve y media. Dentro de esas limitaciones me lo pase bien, íbamos a las romerías, bailábamos, todas esas cosas".

Viajera, en estado reposado. "Con mi marido y mis hijas hice muchos viajes. Ahora me cuesta un poco más decidirme a coger la maleta. Lo que me interesa es Europa. Este verano estoy pensando en ir a Croacia. Pero me da un poco de pereza, lo reconozco. Estoy satisfecha con lo que viví y con lo que hice, no necesito grandes aventuras ni desplazarme a lugares lejanos".

Espíritu libre y sentimientos profundos. "A veces me dicen que soy un poco desapegada, pero no es verdad. Quiero mucho a mi gente y me preocupo por todos, lo único es que nunca fui nada posesiva, no me gusta nada esa intromisión en las vidas ajenas. Los sentimientos se llevan dentro".

Aquellos prados de Vallobín. "Mi padre trabajaba en Renfe y en Oviedo viví en Vallobín. Cuando yo era niña estaba todo sin asfaltar y había muchos prados. La casa de mis padres todavía está en pie, en un entorno diferente, claro. Un vecino que vivía en el bajo tenía gallinas y a mi hermano y a mí nos encantaba ver cómo las sacaba en fila".

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