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Camín Real

Cuarenta años sin "Piedrina"

La importancia del legado del investigador José Manuel González, la recuperación de sus archivos y la edición de sus trabajos de toponimia

el profesor e investigador, en su despacho, lleno de piedras.

El paisano más ilustre de Les Regueres en el campo de la historia y la arqueología fue José Manuel González y Fernández Valles (Paladín, 15 octubre 1906 - Oviedo, 19 julio 1977). Maestro de primaria, doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo que también dedicó su trabajo a diversas materias: toponimia, lingüística, folclore? A partir de 1952 inició su actividad como profesor de Filosofía en la Universidad de Oviedo y en 1960 se encargó de la cátedra de Español. En 1965, al crearse la sección de Historia se dedicó a enseñar arqueología, logrando despertar en sus alumnos el interés por las prospecciones de campo y la identificación en el paisaje regional de los vestigios materiales de otras épocas históricas. En sus clases de Prehistoria siempre utilizaba abundante material lítico, lo que le concedió el mote cariñoso de sus alumnos: Piedrina. Fue miembro de número de la Real Academia de Historia, miembro del Instituto de Estudios Asturianos y miembro correspondiente de la Asociación española de Etnología y Folklore.

José Manuel González, pionero en estudios sobre el concejo de Les Regueres, cuenta con más de doce publicaciones específicas: La estela de Valduno en 1949; Un túmulo prehistórico en Piedrafita de Soto de Les Regueres en 1952; Un hospital de peregrinos jacobeos en Premoño en 1953; Vestigios de un desconocido puente en el Nalón, en el que trata del puente de Carril en Valduno y hallazgo de una necrópolis tumular en Trasmonte en 1957; Un mosaico romano en Andallón en 1959; La mitología de las fuentes de Valduno en 1957; "Nombre y conseja de la fuente Mirindiañes", en 1957; "Notas folklóricas" en 1960; "Restos de aspecto romano en La Muria (Llazana)" en 1969. En 1959 publicó la primera parte de su tesis doctoral "Toponimia de una parroquia asturiana, Santa Eulalia de Valduno". "Vino de Las Regueras para los frailes de San Francisco de Oviedo", en 1963. También editó un pequeño libro de poemas, "Trillada senda", en 1957. Algunos de estos trabajos fueron recogidos junto con otros en "Miscelánea histórica asturiana" en 1976.

En 1963 publicó su trabajo más importante, la catalogación de los castros asturianos, en la que incluye tres de Les Regueres. En agosto de 1948 descubrió el primer castro, de los 265 que llegó a catalogar: el castro de Los Vallaos en Valduno, situado en el monte conocido por Castiello de Los Vallaos, donde es precisamente esta relación de palabras ("castiello" y "vallaos") lo que le puso sobre la pista. Porque González es ante todo, un filólogo que, gracias al estudio de la toponimia, llega a la arqueología. Localizó más de 600 estructuras tumulares en Asturias (antes de su trabajo no se conocían túmulos ni dólmenes en el centro de Asturias), así como unas sesenta estaciones arqueológicas del paleolítico inferior y medio, algunas estaciones de arte rupestre de la edad del bronce y algunos castillos medievales. Hizo visible la densidad de la documentación arqueológica regional.

Ahora, 40 años después de su muerte, sería muy valioso poder recuperar al menos una copia de su archivo particular, donde se guardan documentos originales de algunas casas solariegas, amén de multitud de anotaciones y fichas que abarcan un gran abanico de estudios sobre toponimia, historia, arqueología, costumbres y folclore que fue recogiendo durante años de investigación por nuestra comarca y por el resto de Asturias. Sería importante poder publicar la segunda parte de la "Toponimia de una parroquia asturiana: Santa Eulalia de Valduno" por toda la información que aportaría. Desde la Asociación Cultural La Piedriquina, que le organizó sendos homenajes con una publicación en su Centenario, se hicieron varios intentos que resultaron fallidos. Durante años, las personas que querían hacer consultas eran bien atendidas por su sobrino Diógenes, pero se suspendieron desde que este enfermó.

Y no nos olvidamos de los múltiples útiles que se custodian en su casa. Por algo tenía el mote cariñoso de Piedrina, porque de cada yacimiento que visitaba traía alguna piedra valiosa para el estudio, hasta el punto de que el suelo de la vivienda tuvo que ser reforzado. Allí vimos un bifaz recogido en Otero, al parecer para cazar elefantes, cuando estos animales habitaban en Les Regueres, o restos de molinos romanos encontrados en Premoño, por citar solo algo de lo que más nos llamó la atención. Y hay materiales de toda la región, dignos de ser vistos por todos. Este material no debe ni puede perderse.

Aprovecho la ocasión para reivindicar su nombre para la Casa de Cultura Municipal, solicitud que ya se planteó hace años y fue desestimada por la anterior Corporación.

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