Tres semanas. Ése es el tiempo que necesitó la Policía Nacional para detener de nuevo al hombre que les puso en jaque el pasado 15 de junio con su huida de los calabozos de la comisaría ubicada en la calle Juan Benito Argüelles. Un operativo de 21 días que finalmente dio sus frutos a primera hora de la tarde de ayer en el Cristo, cuando varios agentes se abalanzaron sobre el fugitivo para volver a ponerle entre rejas y a disposición de la justicia.

Desde que se pusieran en marcha los operativos para su detención, la brigada provincial de la Policía Judicial centró sus esfuerzos en vigilar varias ubicaciones en las que se sospechaba que el fugado podría estar escondido. Uno de los puntos vigilados fue un bloque de viviendas del Cristo donde ayer a las 15.45 horas los agentes procedieron a entrar, dando inicio a la operación para su detención y su posterior traslado a comisaría, previo al ingreso en prisión ordenado por el juzgado de instrucción número 4 de Oviedo.

Los investigadores apuntan que entre los planes del fugado, un hombre de 27 años con un amplio historial delictivo, estaba salir del Principado de Asturias y probablemente del país en fechas próximas con el fin de evitar enfrentarse a todas las causas pendientes que podrían enviarle a la cárcel una larga temporada. Algunas fuentes señalan que los antecedentes policiales y delictivos del acusado, de nacionalidad española, se cuentan por decenas, si bien las autoridades policiales insistieron en varias ocasiones en que se trata de un "delincuente común" que en principio no pondría en peligro la seguridad de los ciudadanos.

La fuga se produjo el pasado 15 de junio, cuando el detenido aprovechó un permiso para ir al baño para empujar al agente encargado de su custodia y emprender una huida a pie desde la propia comisaría hasta la avenida de Galicia. Allí mismo aprovechó que un vehículo estaba parado en un semáforo para subirse en el asiento del copiloto y amenazar al conductor para continuar con la fuga durante varias calles hasta que se lanzó en marcha en la calle Cervantes, desde donde se le perdió la pista. Hasta ayer.

Justo después de que se perdiese su rastro se estableció un operativo especial para su detención en el que también colaboró la Policía local. El despliegue no dio sus frutos a pesar de que se difundió su imagen a nivel regional y nacional y progresivamente la presencia policial fue disminuyendo en detrimento de un trabajo de investigación que finalmente permitió captar al fugitivo.

De esta manera, la Policía Nacional cierra tres semanas de incertidumbre en las que fuentes de la jefatura reconocían su resignación al ver que los esfuerzos de los agentes no daban frutos. En paralelo, se inició una investigación para depurar responsabilidades por la fuga.