El camarero acusado de agredir y abusar sexualmente de manera reiterada de su hijastra, llegando mantener relaciones completas con la niña desde el año 2013, cuando esta tenía 11 años, hasta mediados de 2014, cuando la menor denunció los hechos, se enfrenta a 15 años de cárcel a causa de unos hechos que según el informe inicial de Fiscalía fueron coaccionados por chantajes y castigos. Las investigaciones iniciales apuntaban a que la niña, que iba al colegio en Castrillón, pasaba fines de semana y periodos vacacionales en el piso que el entonces esposo de su madre y padre de su hermana menor tenía en Oviedo. El fiscal sostiene que el acusado aprovechó dicha situación para comenzar a abusar de la niña, nacida en 2002 cuando ésta tenía sólo ocho años. Unos abusos que, siempre según la Fiscalía, se convirtieron en relaciones completas a partir de 2013. Las mismas investigaciones señalaban que cuando "cuando la niña se negaba, él la castigaba, quitándole las cosas, le arrancaba las hojas de los cuadernos, le pegaba y le amenazaba con quitárselas fotos que tenía de su padre biológico". Del mismo modo, sostienen que las relaciones se producían de manera frecuente más de una vez a la semana, pero que la menor optó por guardar silencio y no contar a nadie lo que ocurría cuando quedaba a solas con el hombre hasta que decidió confesárselo a su madre y ésta optó por llevarla al HUCA para que fuera explorada por los médicos.