"La Diputación Provincial ocupa un palacio de hermosa traza. El edificio, al llegar el verano, en sus jardines ve florecer los rosales. Parecen querer decir que las cosas van bien. Pero si prestamos atención a algunas partes del edificio, a su fachada, no es difícil observar que la erosión, el agua, el aire, es decir, el llamado ´tiempo implacable´ sugiere la oportunidad de avisar a los especialistas en la recuperación de las piedras para que echen una ojeada a los elementos ornamentales. Algo hay que hacer porque corremos el riesgo de que alguna de las dos figuras pierda los brazos, las piernas o la cabeza. Y son de piedra".