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Una noche entre tuberías con los guardianes del agua

Un equipo de dieciocho trabajadores vela cada madrugada por el mantenimiento de una red de más de 900 kilómetros

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Reportaje de Aqualia

Suena el teléfono en el Centro de Atención Telefónica de Aqualia, la concesionaria del servicio de aguas y saneamiento en Oviedo. Pasan de las doce de la noche y un vecino llama para alertar de que existe una fuga en una arqueta de la calle Pedro Masaveu. Dice que la zona se está encharcando. Acto seguido, Roberto Pérez y Raúl Jove, que entraron al tajo hace media hora, cogen las herramientas y se ponen en camino para reparar la avería cuanto antes. Ambos son trabajadores del servicio nocturno de Aqualia, un equipo integrado por dieciocho personas que se emplean a fondo durante las 365 noches del año para que el imponente sistema de abastecimiento de la ciudad siga fluyendo mientras el resto de Oviedo duerme. Cuando los vecinos de la zona del parque de invierno se levanten y abran la ducha, Roberto y Raúl ya habrán solucionado el problema. Ese y alguno que otro más.

"Es sólo la junta, está desgastada. Ahora la cambiamos y todo estará arreglado en un momento", diagnostica Roberto Pérez. Dicho y hecho, en poco más de diez minutos ya no salía agua de la arqueta de Pedro Masaveu. En esta ocasión la cosa ha sido sencilla, pero hay casos en los que las averías requieren obras más complicadas. "Si hay que picar con un martillo hidráulico se suele cortar el tramo de red afectado y se espera al día siguiente por la mañana para no molestar a los vecinos que están durmiendo", explican los trabajadores. Esa decisión se tomó hace poco en Ciudad Naranco para no importunar a los enfermos de la Clínica Asturias, por ejemplo, pero también hay veces en las que no queda más remedio que actuar en el momento. La última vez ocurrió en general Elorza, una tubería se rompió y el agua salía a borbotones por un garaje, por lo que los servicios nocturnos tuvieron que ponerse a picar una zanja en mitad de la carretera con la presión de saber que es una de las vías más transitadas de la ciudad. Aunque con algunos atascos, en sólo unas horas estaba reparado.

Normalmente sólo hay cuatro personas trabajando de forma presencial en los servicios nocturnos de agua -dos encargados de todo el sistema de redes, en este caso Raúl y Roberto, y dos en la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Cabornio, la joya de la corona-, pero Aqualia cuenta además con otros catorce "trabajadores específicos" en áreas como "electromecánica, saneamiento o cloración" que se encuentran "localizables", o sea de guardia, por si alguna de las averías que se produzcan requiere de sus conocimientos. No en vano, los trabajadores nocturnos de Aqualia tienen que velar por un entramado en el que existen 21 captaciones de agua distribuidas por el término municipal, doce de las cuales se encuentran en el sistema del canal del Aramo, la principal fuente de suministro de Oviedo y una red que se extiende durante 40 kilómetros a lo largo de varios concejos. Deben mantener activos 51 depósitos, 22 estaciones de bombeo y una red general de 900 kilómetros de tuberías, que si se colocasen una detrás de otra equivaldrían a la distancia que existe entre la plaza de la Catedral y el centro de Cádiz.

"Lo peor son las zonas rurales. En la ciudad, las averías son más fáciles de arreglar porque se localizan antes y está mejor adaptada para cortar partes de la red, por ejemplo", explica Raúl mientras revisa la válvula reductora de presión situada en la zona del Calatrava. Es la una de la madrugada y los trabajadores ya están de ronda de revisión y mantenimiento por la ciudad. "Oviedo es una ciudad en cuesta y el sistema está repartido en escalones de presión para que el agua no llegue con mucha fuerza a las zonas bajas de la ciudad. Estamos en un punto muy importante del sistema general", explican.

Entre tanto, suena otra alarma. La una y media de la madrugada y algo pasa en la estación de bombeo de Palomar. Parece algo importante porque en época de estiaje la planta se usa para coger agua del subsuelo del río Nalón. Tiene más de 40 años, pero funciona como el primer día. Pero al final la cosa no es para tanto, pan comido para el servicio nocturnos. "Cuando venía para aquí ya me avisaron de que todo estaba bien, pero decidí acercarme a comprobarlo. Parece ser que saltó un diferencial, pero ya está", afirma convencido Roberto Iglesias, uno de esos catorce "localizables" del servicio nocturno de Aqualia. El agua que sale de Palomar va hacia la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Cabornio, la nueva perla del sistema de abastecimiento de la ciudad. En una noche de verano con llovizna y algo de niebla la ETAP se distingue por unas luces a 400 metros de altitud, en un paraje de Ribera de Arriba que se encuentra a siete kilómetros del centro de Oviedo. Una vez allí, se nota la modernidad y el motivo por el que ha supuesto una inversión cercana a los 20 millones de euros, pero subir en invierno no debe ser muy agradable. "Aquí, si no ocurre nada, trabajamos muy tranquilos. Estamos acostumbrados a trabajar por las noches y no nos molesta", dice David Freije mientras vigila un gran panel lleno de lucecitas. "Esto nos avisa si ocurre algo en la planta y nosotros tratamos de solucionarlo, pero la planta está muy informatizada y la mayoría de las veces todo va como la seda ", añade.

Son ya las dos y media de la mañana y su compañero Enol López se encuentra revisando la planta de tratamiento de lodos. "Hay que trabajar como en todos los sitios, sobre todo si hay incidencias, pero la verdad es que los sistemas te lo facilitan mucho", asegura. La planta de Cabornio ha servido para situar al municipio entre los mejores de España en cuanto a calidad de agua para el consumo humano. En Oviedo el agua ya no sabe "a lejía". Según los expertos, la planta garantiza que la ciudad va a poder responder a los retos de crecimiento de la demanda de agua durante los próximos 50 años. "Nosotros también tenemos que controlar que la cloración y los niveles de reactivos estén a nivel óptimo para el consumo. Hay que ponerse las pilas y estar atento", subrayan los trabajadores. Son casi las tres de la madrugada y el agua en Oviedo continua fluyendo.

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