"El golpe fue tan grande y tenía tanto dolor que no recuerdo nada", cuenta María Rañón, la mujer que el pasado viernes, cuando estaba sentada en la terraza de un bar de la calle Matemático Pedrayes, fue arrollada por un coche cuya conductora se dio a la fuga. La víctima, que por si fuera poco cuenta que aún está rehabilitándose de una compleja operación de espalda, asegura que a consecuencia del impacto tiene el cuerpo "lleno de machacones" y está postrada en la cama. Rañón ha lanzado un llamamiento ciudadano a través de las redes sociales, en un intento de localizar a la mujer que la atropelló.

María Rañón relata telefónicamente los detalles del suceso. Cuenta que acababa de salir de la piscina, en la que se ejercita para reponerse de su intervención quirúrgica, y decidió sentarse a tomar algo en la terraza del bar que está al lado del gimnasio. Eran alrededor de las ocho y media de la tarde. "Entonces oigo un coche que derrapa, como en las películas, y la parte de delante me golpea en la espalda, me lanza volando con la silla y caigo al suelo: me caigo del lado del que estoy operada", refiere. Esa intervención, de la que cuenta que le fue realizada en septiembre del año pasado en Francia, debía servir, según explica, para aliviarle el dolor de una neuropatía que afecta a los nervios de la parte inferior de la espalda y la región pélvica.

De lo que pasó después de que el vehículo se la llevara por delante apenas tiene recuerdos propios. Sabe, porque se lo han contado, que algunas personas que presenciaron los hechos echaron a correr tras el vehículo, un Nissan azul, y que consiguieron alcanzarlo ya en la calle Cervantes. Al volante, según su relato, iba una mujer joven y de pelo liso. La conductora pidió tiempo para aparcar y regresar al lugar del accidente, y aprovechó para desaparecer.

Mientras tanto llegó la ambulancia que trasladó a María Rañón al HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias). La mujer pasó la noche en Urgencias. "El dolor era horroroso, porque es un dolor neuropático", explica. Regresó a casa dolorida aunque aparentemente sin lesiones graves y ayer aún tenía serias dificultades para moverse. Si se hubieran producido daños en la zona operada no serían fáciles de detectar, según cuenta Rañón, porque su dolencia no es muy común y los métodos de exploración son complejos.

La mujer dice que algunos testigos tomaron fotos del vehículo, en los que se aprecia el número de la matrícula. Sin embargo, una vez localizado, el propietario ha resultado ser un hombre, que niega que ninguna otra persona condujera su automóvil el día del accidente. Rañón asegura que en algunas de las fotografías la matrícula aparece con nitidez y no tiene duda alguna sobre el número.

María Rañón es comprensiva con los errores ajenos, pero aunque reconoce que "cualquiera puede cometer uno y tener un accidente", sostiene que "huir es una maldad". Confía en la colaboración ciudadana para detener a la mujer que la arrolló y espera en que el golpe no tenga consecuencias graves para ella y el incidente "se quede en un susto".