Sabrina Fernández es la madre de Erik, un niño de cuatro años y medio con parálisis cerebral, que no puede jugar en el parque de Vetusta, junto a Fozaneldi, porque en él no hay juegos infantiles adaptados. Su hijo "ni oye bien, ni camina, ni habla, ni coge cosas" y para que pueda disfrutar del parque, como el resto de los chiquillos, tienen que "ir a la otra punta de la ciudad" en busca de juegos adaptados. "Discapacitados hay en todos los barrios, no solo en tres sitios", se queja su madre. El concejal del PP Eduardo Llano se entrevistó ayer con ella y le ofreció su apoyo.

Erik no es el único niño del barrio con alguna discapacidad, hay más. Sabrina Fernández conoce al menos a otro, y si quieren jugar en los columpios tienen que ir hasta el parque del Milán. Ese es el más cercano con juegos accesibles. También hay en el de La Corredoria, explica la madre, pero ellos no disponen de coche para ir tan lejos. La madre de Erik acudió a la entrevista con el concejal de la oposición municipal acompañada por varios vecinos del barrio, que la apoyan.

La mujer explicó que el Ayuntamiento está al corriente de la situación desde hace años. Ella misma informó al anterior alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, del PP, y posteriormente a la concejala de Infraestructuras, la socialista Ana Rivas. Sin embargo, desconfía de que su reclamación sea atendida, más aún teniendo en cuenta que los juegos instalados en Vetusta ni siquiera son nuevos sino que fueron reutilizados después de retirarlos de la plaza del Fresno - antes La Gesta-. Mientras tanto, Erik tiene que conformarse con mirar cómo juegan los demás y con el columpio que le ha fabricado su bisabuelo, con el que su madre lo entretiene en casa.