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La aplicación ovetense que vaticina suspensos

Alumnos de Ingeniería de la Universidad de Oviedo probaron durante este curso Blunder, que logró un acierto del 94% en sus predicciones académicas

Un detalle de la aplicación que utilizan los empleados de la ITV en Asturias.

"¿Aprobaré el próximo examen?". Blunder, una aplicación creada por una empresa ovetense, tiene la respuesta a esta pregunta. La plataforma, destinada a la formación de empresas con un tono lúdico, determinó qué alumnos de la asignatura de Procesos de Fabricación, del área de Ingeniería de la Universidad de Oviedo, iban a suspender, antes de realizar ningún examen. No es magia, es analítica. Cada día, los alumnos recibían una batería de preguntas en sus teléfonos. Los aciertos suman puntos, las preguntas incorrectas no desaparecen hasta que se aciertan y los usuarios pueden crear sus propias cuestiones para desafiar a sus compañeros. La guerra está servida. Tras muchas respuestas y piquillas entre los estudiantes, el análisis de los datos de la plataforma determinó quién iba a suspender la asignatura y quién no. Acertó en el 94 por ciento de los casos.

Fuera de las aulas de la Universidad, Blunder también saca un aprobado. Hoy cuenta con clientes en todo el mundo, y en las últimas semanas ha incorporado a cinco nuevos ingenieros a su equipo. "Crecemos rápido; en un mes, en el ámbito de la tecnología pasan muchas cosas", confiesa Daniel Suárez, el fundador de la empresa. Blunder, que pasará a llamarse Zapiens dentro de una nueva línea de trabajo, nació en 2015 como una aplicación para dar formación a empresas a través de un sistema de preguntas y respuestas tipo Trivial. La empresa de Inspección Técnica de Vehículos de Asturias (Itvasa) es uno de los clientes de Suárez. "Teníamos grandes problemas para mover a los trabajadores de varios centros para los cursos de formación; la aplicación es una herramienta interesante y además lo hace muy entretenido", relata Pablo Guimarey, responsable de I+D+i del servicio de inspección de vehículos. En Itvasa, alrededor del 90 por ciento de sus 200 trabajadores se engancharon a la aplicación. Hasta el momento han respondido a preguntas sobre seguridad o control de gestión administrativa, pero las posibilidades son infinitas: "Si hay un cambio de normativa, puedes lanzar un bloque de preguntas a los inspectores para que se lo aprendan", apunta Guimarey.

"Una parte fundamental de Blunder es la motivación: fomentar que la gente quiera aprender, por eso damos puntos", explica su fundador. Estos puntos los canjea la empresa en premios. "Algunas compañías sortean iPads o fines de semana", cuenta. ¿Qué gana Blunder en todo esto? Una media de cinco euros por cada trabajador de la empresa. En diciembre está previsto el lanzamiento de una versión gratuita cuya única condición será que sus paquetes formativos entren a formar parte del banco de datos de plataforma para ofrecerlos a sus clientes de pago. "A las universidades no les cobramos nada porque creemos en la educación pública", remata Suárez.

Blunder quiere seguir creciendo. En el horizonte se encuentra ahora la inteligencia artificial. Sus desarrolladores trabajan para que la aplicación analice los datos a lo grande y sea capaz de determinar la velocidad de aprendizaje de cada trabajador o sus roles dentro del equipo. Para ello ha ampliado la plantilla: un total de dieciséis personas trabajan al servicio de esta "startup" incluida este mes entre las cien mejores empresas de Europa y América Latina.

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