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Pleno al desnudo

La exposición de los rostros de la monarquía asturiana, instalada en Trascorrales, ha dejado las paredes del salón de plenos desnudas y con esas huellas que dejan las cosas que llevan colgadas demasiado tiempo. Hay cierta sensación de precariedad. Ayer la reforzó, al caerse del techo por sorpresa y quedar colgando junto a la mesa presidencial, una tira de luces. Uno casi podía llegar a imaginarse como sería esa sesión sin sus grandes mesas, sus sillones, sus posavasos de plata, en qué quedaría todo el Pleno si lo fuerámos despojando de lo accesorio.

Con el debate pasó algo parecido. Puede que los concejales estén cansados. No parece razonable debatir cinco horas para no llegar a casi nada. A montar algaradas y amagos de bronca. Una mujer entre el público exclamó mientras Pacho y Wenceslao discutían por el turno de palabra que había perdido el de Ciudadanos "¡vaya gallineru!". Las jugadas sucias siguieron durante toda la tarde. Caunedo dijo que lo que le habían hecho con la moción para que el grado en Educación Física venga a Oviedo era "pirateo parlamentario" pero no dijo que lo suyo era también parlamentarismo trilero cuando les quiso meter una enmienda "in voce" y no apoyarla. El Alcalde lo vio venir, sacó la cara de tahur -esa que compone cuando achina los ojos y muerde la patilla- y se la negó.

Pero lo que no se esperaba fue el órdago de Somos, que le aprobó la urgencia a Ciudadanos y permitió que se debatiera sobre qué vecinos tienen que estar representados en el jurado del concurso de ideas del Cristo. Total para nada, porque nadie les apoyó. Me cuentan que Somos había pedido a López aquella mañana que no apoyara la urgencia sobre Venezuela para evitar ese debate y como el Alcalde no se la dio, su venganza fue enfangarle un rato en la polémica con los vecinos. En el público, unos (Juan García), de forma más soterrada, y otros a viva voz (Javier Fernández) aprovecharon para echarle un pulso.

Y como los cuadros y las luces, puede que alguno de esos misterioros vecinos que están siguiéndolo por Internet, como repiten todos los ediles, se pregunte si el Pleno está desnudo. El traje nuevo de la corporación. ¿Se acuerdan del cuento?

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