Con el aforo completamente agotado y numerosas personas esperando en la calle y en las galerías del Museo de Bellas Artes de Asturias, comenzó ayer el Ciclo de Música contemporánea de Oviedo. Vista la aceptación en cuanto a asistencia y que el concierto pareció agradar a una amplia mayoría, el ciclo podría encontrar en la ciudad una continuidad y un lugar para consolidarse.

El violista Garth Knox, uno de los grandes atractivos del concierto, inició al público con sus amenos comentarios en varias de las obras. Junto a él, los también violistas John Stulz y Alfonso Noriega abrieron el concierto con dos obras de Heinz Holliger, Bruno Maderna e Israel López Estelche.

La jornada estuvo marcada por la exploración interpretativa. Los sonidos armónicos, las disonancias y los "glissandi" acapararon gran parte de la atención. Con los violistas estuvo ayer en el Bellas Artes la Manufaktur für Aktuelle Music, que demostró un domino absoluto en la exploración del timbre.

Su actuación destacó por la calidad interpretativa en obras realmente exigentes, como ocurrió con "Vortex temporum", de Gerard Grisey y "Trayecto lírico", de nuevo de Estelche.

El programa requería un distanciamiento de las técnicas interpretativas más tradicionales, lo que se tradujo en rebajar un cuarto de tono el piano o en recrear la sonoridad del viento en el clarinete y la flauta.

Todo ello contribuyó a despertar la curiosidad del público.