Un asesor fiscal, un vendedor, una dependienta, un trabajador de Renfe y un municipal se subieron ayer al escenario del teatro Filarmónica para inaugurar el XI Festival Nacional de Teatro Amateur "Ciudad de Oviedo".

Con la obra "Nun me llames Irene que soi Bernardo", el grupo Carbayín, de Siero, volvió de nuevo a encontrarse con el público ovetense. "Siempre es un placer actuar aquí, y más para nosotros que estamos acostumbrados a actuar en casas de cultura o centros sociales", señaló Jose Ramón Oliva, director y autor de la obra.

Ellos, al igual que las otras dieciséis agrupaciones que completan el cartel, hacen teatro pero no viven de ello. Lo suyo es cien por cien vocacional. "Somos asociaciones sin ánimo de lucro, nos gusta el teatro, pero no aspiramos a obtener un sueldo de ello", explica Oliva. Los grupos amateur no solo ensayan y actúan, sino que ayudan a hacer los decorados, echan una mano a la persona que se encarga del vestuario, se maquillan y peinan unos a otros y llegan unas horas antes de que comience la función para montarlo todo: "Nosotros no podemos pagar a alguien para que nos venga a montar todo esto, porque no nos da el dinero", aclara el director señalando hacia la pensión recién surgida sobre el escenario, después de haber ayudado a montarla.

Para ellos este festival es algo fundamental por dos motivos: "El primero por la visibilidad que nos da, y el segundo para ajustar el presupuesto del año, ya que un Ayuntamiento como Oviedo puede pagar más que uno pequeño".

Poco a poco van abriéndose camino. "Nos ven actuar una vez en un teatro grande y luego se informan de nuestras próximas actuaciones", dice Oliva.

La próxima función será hoy con "Las Mujeres Sabias", del grupo Baluarte.