En este pequeño lugar del paraíso, Les Regueres, aún podemos admirar multitud de elementos etnográficos así como muchos lugares con encanto. Con ese encanto especial de lo natural, lo que carece de artificio, encontrándonos con pueblos "pueblos". El turismo da vida pero, si se masifica, se pierde la esencia del lugar, cosa que afortunadamente no ocurre aquí.

Podemos ver palomares como el de Biedes, ya datado en el siglo XVI, que perteneció en el pasado a la casona solariega de Xugal. El de Valsera está dentro de la finca privada del palacio del mismo nombre, perteneciente en el pasado a la familia Argüelles Quiñones. El de Areces, perteneciente a la casa palacio del mismo nombre, que en su origen fue de los Areces, conserva marcas de la guerra civil. Estos tres son de forma cilíndrica. El de Trasmonte fue propiedad de la casa rectoral, es de planta cuadrada y su estado de conservación es bueno.

En un concejo cuyo nombre hace referencia a las pequeñas corrientes de agua no podían faltar los molinos. Solo dos se conservan funcionando: el de Agüera y el molín de Quilo en Picarín, ambos en parajes preciosos, pero en pie se mantienen el de La Ferrería, dos en La Estaca y el de Areñes, todos sobre las aguas del río Andayón. Sobre el río Soto podemos ver el del Padrún, el del Xastre en Bárzana, el de Xilo, tristemente famoso por la fosa común en su entorno, el de Casa Galán de Pravia, el de Palazeros, La Chamica, hoy vivienda, La Olla y el de Cilia en Bolgues. Hubo en el pasado muchos más.

Se conservan dos pequeños acueductos, uno en Bárzana, Trasmonte, y otro en Soto, que aprovechaban el agua de regueros y regueras para regadío de huertas próximas.

Merecen también atención los puentes de Gallegos, San Pedro de Nora, Carbayal en Ania y El Pontico en La Fuente.

No debemos olvidar la joya natural de los Meandros del Nora, que se pueden contemplar desde el Mirador de Tahoces.

También podemos fijarnos en las fuentes-lavadero que, aunque en desuso, aún abundan en el concejo. La fuente de Rañeces donada por el indiano Cesáreo Fernández y su esposa, la del Trechoriu en La Chabola o la Fuente Santa de Parades, fueron restauradas recientemente por los vecinos. La fuente de Llandrio tiene el añadido de conservar junto a ella un potro de ferrar. La fuente de Pravia está en un lugar de cuento, aunque su estado no es bueno. El Regato en Les Cruces, La Fontona en Agüera y El Riego en Biedes necesitan sustituir el tejado por uno de teja. Las de la Sierra en Paladín, la de Bolgues, La fuente 'l Sucu en Cogollo, Gallegos, la Fonte Berlique en Mariñes, La Riba en Santullano, Mareo en Tahoces y Ania se conservan aceptablemente. Son un reflejo de cómo era la vida en los pueblos de antes.

Si pateamos el concejo podremos sorprendernos con bocas de caleros donde se fabricaba cal, ya que hubo muchos al ser terreno calizo y ser necesaria la cal para abonar y desinfectar los cultivos. A destacar el de casa Atán en Agüera, el de La Parada en Biedes y el de Los Llanos en el camino de Mariñes a Andayón.

Y después de disfrutar del paisaje y de tanta riqueza etnográfica, que seguiremos comentando en otras ocasiones, conviene disfrutar de la riqueza gastronómica que está garantizada en todos los establecimientos hosteleros, que trabajan con buen hacer y excelentes materias primas.