En condiciones normales, la red municipal proporciona el 82% del agua que llega a los hogares de Oviedo mientras que el otro 18% proviene del Consorcio para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Cadasa), responsable de que no se queden secos los grifos de la mayor parte de la región. La situación de prealerta de sequía que la Confederación Hidrográfica Nacional estableció el pasado mes de junio, sin embargo, ha obligado al Ayuntamiento a recurrir a abrir cada vez más el grifo de la estructura regional. La semana pasada Cadasa aportaba el 25% del suministro, una cantidad que en estos momentos llega al 33%.

"Los embalses de Cadasa están en muy buenas condiciones", señaló ayer la concejala de Infraestructuras, la socialista Ana Rivas, que lamentó que, sin embargo, "el nuestro está en una situación distinta". Oviedo se abastece del embalse de los Alfilorios, situado entre Morcín y Ribera de Arriba, que ayer se encontraba al 31,7% de su capacidad. La lluvia de los últimos días no ha servido para paliar la situación de escasez de una ciudad que vive uno de los veranos más secos de su historia. A lo largo del pasado mes de julio, de hecho, solo cayeron sobre la capital del Principado 15,4 litros por metro cuadrado, un dato muy alejado de los 44,9 que suelen fueron habituales en el mismo mes de año anteriores. Las bajas precipitaciones han provocado el segundo peor registro desde 1981, después de julio de 2013 cuando solo cayeron 10 litros por metro cuadrado.

Para hacer frente a la situación, Ana Rivas ya pidió la semana pasada a los ovetenses que realizasen un consumo responsable del agua y señaló que desde el consitorio se habían tomado ya medidas como la reducción de los baldeos a presión y el recorte en el riego de los parques y jardines. Además de recurrir a Cadasa, el Ayuntamiento de Oviedo ha echado también mano del agua del Nalón, que se bombea desde el depósito de Palomar, en Ribera de Arriba, y llega a la ciudad a través de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (E.T.A.P.) de Cabornio.