Como es habitual en los días de verano encapotados y con chubascos, el Prerrománico del Naranco registró ayer una intensa afluencia de turistas. Una vez más, los viajeros se vieron gratamente sorprendidos por la posibilidad de aparcar justo al lado de Santa María o San Miguel de Lillo (en las imágenes). Nada que ver con lo que sucede en otros lugares, donde les obligan a caminar cientos de metros por poco valioso que sea lo que se muestra. Ya el martes había ocurrido lo mismo, hasta que la Policía actuó para dispersar tantos tubos de escape. Pero, claro, los turistas no tienen memoria histórica de lo ocurrido el día anterior.