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Los cultivos del Paraíso

El tamarisco puede con todo

La dureza y rusticidad del arbusto, endémico de la cuenca mediterránea, hacen que tolere bien la exposición al sol, las heladas intensas y el viento

Un arbusto de tamarisco florecido.

Por más que lo intentaba no lo conseguía, tenia muy mala mano con las plantas, al menos era siempre lo que decía cuando recibía visita en casa, el jardín vacío, y dentro de casa ni una sola planta, nada. Había probado con decenas y siempre ocurría lo mismo, perfectas el día que las llevaba pero al poco la cosa comenzaba a cambiar drásticamente y moría. Una vecina en cierta ocasión le regalo un pequeño arbusto, era una planta dura, crecía sola entre la maleza, la plantó en el jardín y apenas le hacia caso, estaba convencida de que en poco tiempo pasaría lo de siempre, pero en esta ocasión no ocurrió, los meses fueron pasando y aquella pequeña planta fue creciendo. De esto hace ya varias décadas, hoy es un árbol con una preciosa copa plumosa rosácea.

Endémico de la cuenca mediterránea, conocido comúnmente como tamarisco, pertenece al genero Tamarix, y de entre las casi sesenta variedades que lo componen las mas utilizadas en nuestros jardines son, T. ramossisima, T. gallica y T. parviflora entre otros. Con aspecto plumoso, con ramas finas grisáceas o verdosas, requiere suelos ligeramente húmedos, fértiles, y bien drenados, pero no piensen por ello que es exigente, se adapta a cualquier terreno, llegando a crecer sin ningún tipo de problema en terrenos excesivamente salinos, por lo que es ideal para zonas próximas a la costa, pudiendo llegar a crecer hasta los casi diez metros de altura. Su dureza y rusticidad hacen que tolere la exposición a pleno sol, las fuertes heladas, y el viento, por eso no es difícil de encontrar en cualquier lugar. Su sistema radicular ayuda a fijar el terreno ofreciendo una mayor estabilidad. A eso hay que añadirle el gran valor ornamental; al llegar el buen tiempo la espectacular floración no deja indiferente, de color rosáceo, o blanco, con forma de pluma, a continuación de las puntas de las ramas del año -pues aquellas que ya han florecido no volverán a florecer-, que suelen tener unos diez centímetros de largo. Por lo general es así, aunque hay alguna variedad en la que la floración es en invierno.

El riego, más abundante al principio, ha de ir moderándose a medida que el árbol crece, ya que sus raíces se desarrollan hasta llegar a capas freáticas donde se abastecen del agua necesaria. Y hay que abonar varias veces al año.

Algo que siempre hay que hacer, para que mantenga una forma compacta y evitar que las partes bajas del árbol queden sin hoja y con aspecto mas leñoso, es la poda. Al menos una vez al año, después de la floración, se cortarán las ramas más o menos a la mitad. Podemos encontrar los tamariscos de manera aislada o formando grupos o setos. En el caso de seto haremos poda de mantenimiento. En cuanto a salud, y a pesar de ser muy resistente a plagas y enfermedades es cierto que hay un gorgojo que los ataca.

No es difícil disfrutar de uno de ellos en el jardín, lo más cómodo es comprar un ejemplar que con estos consejos ira creciendo sin problemas. Pero si alguien les da un esqueje no lo duden, preparen una mezcla de arena con turba a partes iguales, corten el esqueje en bisel, -la mejor época para hacer esto es a finales de invierno, principios de primavera- y con la ayuda de hormonas de enraizamiento entiérrenlo un par de centímetros. Se mantendrá la humedad de la tierra y si es necesario se puede pulverizar un poco la parte aérea. El enraizamiento se da sin problema en poco tiempo, creciendo con facilidad. Al final del año ya se podrá trasplantar a un lugar definitivo o a una maceta más grande. Otra forma de reproducción es mediante semilla, método más complejo, lento y con menos probabilidades de éxito y por acodo, que al igual que por esqueje son los sistemas más rápidos y efectivos.

No solo es un arbusto importante por su valor ornamental, en la antigüedad eran muy conocidos sus grandes beneficios para la salud, en especial para el aparato digestivo, sobretodo con la diarrea, siendo también diurético y digestivo. Aunque lo suyo no sea la jardinería el tamarisco puede con todo.

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