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Cuarenta años del expolio de la Cámara Santa

La noche que la Catedral se despertó

El robo de 1977 cambió la percepción que los asturianos tenían de su patrimonio, y el impulso que dio a su revalorización llega hasta la actualidad

La Cámara Santa, antes de la restauración, con los expositores rebosantes de reliquias. LNE

"A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", decía San Pablo; y lo mismo piensa el deán de la Catedral, Benito Gallego, que recurre a esa cita al hablar del robo de la Cámara Santa, hace cuarenta años. Cuenta que en 1977, cuando aquello sucedió, nadie estaba dispuesto a poner dinero para mejorar su estado de conservación y su seguridad; tampoco era algo que preocupara mucho, apenas había turistas y pocos ovetenses se acercaban a ver las cruces, el Arca o las reliquias. Eso cambió tras el saqueo de la Catedral. Los asturianos se movilizaron en defensa de su patrimonio y la sociedad tomó conciencia del tesoro que tenía entre manos. Aquello obligó a las autoridades eclesiásticas y civiles a actuar. Paulatinamente, se reforzó la seguridad, la Cámara Santa se rehabilitó y el Arca Santa fue restaurada recientemente. En los últimos cinco años, la Cámara Santa ha cambiado más que en varios siglos y esa profunda transformación se inició la noche del 10 de diciembre de 1977. El cambio se ha extendido al resto de la Catedral, que ha ido encadenando obras e innovaciones y ha acabado por cobrar entrada a los visitantes.

Allá por el año 2012, el aspecto de la Cámara Santa era muy distinto al actual. Como la memoria tiende a ser débil a algunos ya se les habrá olvidado el aspecto sombrío, algo lúgubre, como de cueva del tesoro, que tenía. No falta quien lo prefería así, porque parecía envolver a las reliquias y las cruces en un halo más misterioso. Ahora la capilla es un espacio diáfano y perfectamente monitorizado, con un discreto sistema de seguridad y aparatos que controlan la temperatura y la humedad. Antes primaba la devoción y la conservación era más bien rudimentaria; ahora prevalece la preservación de una arquitectura única y unos objetos cargados de historia. Antes, la Cámara Santa era un foco de atracción de fieles, ahora de turistas.

Hace cinco años, el Instituto del Patrimonio Cultural de España daba vía libre a la restauración integral de la Cámara Santa, asediada por las humedades, la más importante desde la reconstrucción que dirigió Menéndez Pidal tras la voladura del 34. Si hasta bien entrado el siglo pasado los visitantes podían pasearse entre las reliquias, caminando tras la reja abierta. Con el robo del 77 los curas echaron el candado. Tras la última rehabilitación hasta hay que tener cuidado al asomarse entre los barrotes, porque las alarmas son muy sensibles.

La restauración arquitectónica de la Cámara Santa se presentó ya con las reliquias y tesoros redistribuidos en su interior. El Arca Santa en el centro, encima el Sudario en una urna herméticamente cerrada y cubierto por un facsímil, a ambos lados las cruces de los Ángeles y de la Victoria y algunos cofres y arquetas muy singulares repartidas por las vitrinas. El espacio se iluminó.

Con intención divulgativa, en la antesala de la Cámara Santa se colocaron pantallas multimedia con información sobre el monumento y algunas de las joyas que se guardan en ella. Simultáneamente, la Catedral comenzó a cobrar entrada a los turistas. Hasta entonces solo había que pagar para visitar la Cámara Santa y el Museo de la Iglesia.

Las actuaciones en la Cámara Santa se han ido encadenando a lo largo de los últimos años, en función de la disponibilidad económica del Gobierno regional y del Cabildo. La última ha sido la del Arca Santa, que acabó hace apenas tres semanas.

La Cámara Santa permaneció imperturbable durante siglos, en el 34 fue arrasada y tras su reconstrucción el interés por ella se fue adormeciendo, hasta que el robo del 77 la despertó de una sacudida.

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