Además de los turistas que hacen noche en Oviedo y aprovechan su estancia para visitar el complejo monumental del Naranco, otros viajeros que se desplazan por Asturias se acercan también con frecuencia para contemplar Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, que ejercen como foco de atracción para Oviedo. Una parada para introducir una pincelada cultural en las vacaciones. "Vamos de Cangas de Onís a Somiedo y nos hemos detenido exclusivamente para ver los monumentos prerrománicos", explicó ayer la arquitecta Ángela Martínez, de Murcia, que tiene como compañero de viaje a Juan Reyes, de Alicante. "Estudié las dos obras en la carrera y, al igual que hay gente que hace rutas gastronómicas, yo las hago por motivos arquitectónicos", destacó la profesional junto a San Miguel de Lillo.

También estaban ayer en la capital del Principado Jesús Lanero y Nuria Prats, de Badalona, que acudieron siguiendo una ruta de visitas a monumentos prerrománicos de Asturias. "Ya hemos estado en San Salvador de Valdediós (Villaviciosa)", explicó la pareja, que se hospedó unos días en el Oriente de la región y estaba "de paso" por el Naranco. "Se nota que el edificio tiene muchos años pero está muy bien conservado", comentó Jesús Lanero mientras recorría con la vista Santa María del Naranco. Como ellos, son muchos los que en los últimos días se han acercado a dos de los elementos con mayor potencial de atracción turística del concejo. "Este verano está siendo mejor que el anterior, que ya fue muy bueno", confirma Clara García, responsable del Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico Asturiano. En los Monumentos, la temporada alta arranca en mayo, "cuando los turistas holandeses y alemanes suelen coger vacaciones, hasta septiembre", un mes con muchos españoles. "También damos información sobre otras construcciones prerrománicas y sobre Oviedo, ya que muchos pasan por aquí antes de ir a la ciudad", señaló Clara Suárez.

En el centro de interpretación pasaban ayer un rato Jimena Cabrero y su familia. Los niños aprovechaban la visita para leer y armar un puzzle. "Son edificios que se estudian en el colegio y teníamos ganas de conocerlos", explica la pequeña Yolanda, mientras su madre le ayuda a encajar las piezas. Se hospedan en Gijón y no querían quedarse sin ver el complejo monumental del Naranco.

A pesar de la alta afluencia de turistas durante el verano, las cajas de los negocios de hostelería cercanos no han notado un gran empujón. Desde detrás del mostrador de una de las sidrerías cercanas señalan que se vende algo más pero poco. "Sí que se ve un repunte del turismo, pero el gasto sigue siendo bajo, hay muchos que se traen el bocadillo", señaló un profesional a las puertas de uno de los restaurantes.