El método del testigo de plástico es uno de los grande protagonistas de los robos que se producen en domicilios durante el verano. La técnica utilizada por los ladrones consiste en colocar piezas diminutas, que apenas superan el centímetro de largo, en los marcos de las puertas y vigilar después las casas. Las marcas, en algunos casos, son tan pequeñas que para detectarlas es necesario echar mano de una lupa.

Pasado un tiempo, los cacos vuelven al lugar y si las señales permanecen en el mismo sitio en el que las instalaron, generalmente a 30 centímetros del suelo, entienden que los propietarios se encuentran de vacaciones. Para acceder al interior de las viviendas fuerzan la puerta utilizando la técnica del "bumping". Los ladrones colocan una llave tallada en la cerradura, de forma que pueda alcanzar la máxima profundidad posible.

Después, le propinan un golpe seco desde atrás para conseguir desbloquear la línea de corte. Con esta operación consiguen que el cilindro gire y se pueda abrir la puerta, lo que no dejan ningún daño en la estructura ni tampoco pistas para quienes caminan por el pasillo.