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Un Camino sobre ruedas y en 15 horas

Tres amigos aficionados al ciclismo hacen la ruta jacobea en bicicleta en un tiempo récord: "Es un ejemplo de que, si se quiere, se puede"

Un momento del recorrido, ya muy cerca de Santiago. LNE

Son las cinco y media de la mañana del sábado 12 de agosto. Frente a la plaza de la catedral de Oviedo, Julián López, Miguel Álvarez y David Caldevilla comienzan su desafío: recorrer en bicicleta el Camino de Santiago del tirón, sin etapas. "Hace unos años se nos ocurrió y nos animamos a hacerlo", comentan. Tras más de 300 kilómetros de recorrido, 15 horas encima de una bici y 6.000 metros de desnivel, la sonrisa de satisfacción se dibuja en la cara de estos tres amigos aficionados al ciclismo. Su proeza quedará grabada en su recuerdo y también a través de las redes sociales donde dejaron constancia de su recorrido en directo.

Hace quince días este grupo de amigos comenzó a calentar motores para la proeza: recorrieron juntos la vuelta a los Picos de Europa, unos 200 kilómetros que no les dejaron buen sabor de boca. Uno de ellos tuvo que abandonar y otro sufrió varios calambres debido al cansancio. Pero eso no les frenó. La mente juega un papel muy importante, aseguran. Su fuerza de voluntad les llevó a terminar juntos el Camino Primitivo. "Nos íbamos ayudando entre los tres", confiesa Miguel Álvarez, el "quejica del grupo" según sus compañeros. Para él las bicis son su vida: trabaja como mecánico de bicicletas y dedica su tiempo libre a entrenar para estos desafíos. "Pensé que no iba a terminar pero lo hice por toda esa gente que decía que era imposible", confiesa.

El factor reto ayudó a este trío a dar pedaladas. "Al final, conseguirlo es un premio al esfuerzo, un ejemplo de que, si se quiere, se puede", relata Julián López. Él llevaba los tiempos y distancias calculadas en su cabeza: "tranquilos que llegamos de sobra", animaba a sus compañeros. Para David Caldevilla los últimos kilómetros se hicieron cuesta arriba: "fueron muchas horas y las fuerzas flaqueaban". Pare este joven la alimentación fue parte fundamental del reto: "días antes comenzamos a hidratar el cuerpo con dos y tres litros de agua al día". Durante el trayecto, los geles y las barritas fueron su único avituallamiento.

Los encargados de proporcionarles lo necesario para soportar el viaje fueron dos amigos que les acompañaron todo el camino en su coche. Ana García y José Ramón Mora (Jota) les dieron la seguridad de saber que alguien vigilaba y se encargaron de retransmitir la hazaña a través de Facebook. "La gente escribía un montón para darles ánimos", apunta García. A escasos kilómetros de Santiago, los comentarios se multiplicaron para saber si estaban bien. "Se hace muy duro esperarlos en casa", confiesa Verónica García, la pareja de uno de ellos.

Un abrazo conjunto en la plaza de Obradoiro marcó el final del Camino. Aún no tienen claro su próximo reto. Piensan en descansar pero, como en toda historia de aventuras, dejan un final abierto: "algo habrá que hacer", rematan.

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