Saad, Fadel, Mohamed, Agia, Adam y Ali vienen del Sahara, Heber Díaz de Perú y todos fueron a coincidir ayer en la plaza de Paraguas. Y con ellos muchos más. Estuvieron los niños saharauis que pasan en Oviedo este "verano en paz" -el programa de acogida estival para los menores que viven en los campamentos de refugiados del desierto argelino- y las familias que cuidan de ellos durante estos meses. Con Herber Díaz, que es titiritero y ofreció un espectáculo para ellos, estuvo la gente de la compañía asturiana Yehppa, que lo conoció en el Festival Art Títere, en León, y lo invitó a Oviedo. La capital asturiana es cada vez más solidaria con los niños de los campos de refugiados del Sahara. El número de familias acogedoras ha aumentado y este año han podido venir 58 chiquillos.

Carlos Díez y Diana Marcos, fundadores y componentes de Yeppha, quieren viajar al Sahara y actuar en los campamentos argelinos. Llevan mucho tiempo planeándolo y postergándolo por razones de agenda, pero parece que éste año está más cerca. Su teatro tiene una vocación social. Visitan a menudo América Latina, el año pasado estuvieron en Guantánamo, en Cuba, y dentro de unas semanas llegarán a Kazajistán, para actuar en la Exposición Internacional de Astana. También han actuado en Perú, el país de Herber Díaz, que desde la asociación cultural "Intipacha" también entiende el arte como un instrumento para "sensibilizar, educar y combatir la violencia".

Herber Díaz lleva sus títeres y sus montajes teatrales a los barrios periféricos de Lima, donde conviven los inmigrantes "de la sierra y la selva". En su país confluyen la tradición indígena, la china y la africana, que recibieron a través del Atlántico en los barcos cargados de esclavos.

"Para los niños el arte es un medio de desfogue", afirma el actor peruano. Para los saharauis acogidos por familias ovetenses el verano es su verdadero recreo. Durante el resto del año, en los campos de refugiados asentados en la hamada argelina -el desierto más inhóspito de la tierra, según dicen- tendrán que soportar temperaturas de infierno, el agua potable les llegará en camiones cada cierto tiempo, el acceso a alimentos básicos esta muy limitado y la atención médica es prácticamente inexistente, a no ser por las misiones médicas que periódicamente visitan los campamentos en sus campañas humanitarias.

Todo eso no basta para quitarles las ganas de disfrutar. Mohamed Fadel, Zein, Yahya, Mohamed, Adam y Saad cuentan que en su veraneo en Asturias no están echando de menos el sol ni el calor, ni mucho menos después de haber dejado en los campamentos temperaturas de hasta cincuenta grados. Cuando llueve aquí hay muchas cosas que hacer: "Jugar a la Play, salir a comer hamburguesas, ver películas...". Entre ellos los hay primerizos, como Yahya, que con diez años es la primera vez que sale de Argelia, y veteranos, como Saad, que acaba de cumplir los catorce.

Para Hesa, de once años, este es su segundo año en Oviedo. Entre las cosas que más le gustan de España enumera "la piscina, la playa, la tortilla, el Cola Cao, la Nocilla...". Alicia Fernández ejerce de madre durante los veranos y éste segundo le está resultando especialmente gratificante. "Lo más difícil en mi caso, que vivo sola y trabajo, es coordinar los horarios, pero se puede. Ellos lo hacen fácil. Se adaptan a todo: a nuestros horarios, a nuestros ritmos que son mucho más acelerados...", cuenta.

No le teme a la despedida. "Ellos van y vienen encantados. Hay que tomárselo como lo que es, unas vacaciones. Se crea un vínculo y el contacto continúa luego, durante el resto del año: yo siento a Hesa como de mi familia", explica. Los teléfonos móviles y la conexión a internet, que ya llega a los campamentos saharauis, hace menos traumática la separación.

La coordinadora del programa "Vacaciones en paz" en Oviedo, Paula Bernardo, comenta que las acogidas son año a año más sencillas. Los niños saben mejor donde vienen y las familias también tienen mayor conciencia de su situación y sus peculiaridades. Comenta que este verano está siendo especialmente satisfactorio, con pocos problemas de adaptación y mucha participación en las actividades comunes.

La Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui quiere que el próximo congreso de la confederación nacional se celebre en Oviedo, en el mes de octubre, y prepara una jornada dedicada específicamente al programa "Vacaciones en paz", que tiene cuarenta años de historia.