La principal fuente de abastecimiento de agua de los ovetenses se seca. El embalse de los Alfilorios, ubicado en Morcín y cuya construcción se finalizó en 1983 para garantizar el suministro de la ciudad, se encuentra a un 30% de su capacidad. Estos números suponen un mínimo histórico y tienen como consecuencia que la demanda municipal del líquido elemento procedente de la red regional se dispare y, con ello, los costes de un servicio básico para el Ayuntamiento, que esta misma semana decidió reducir los baldeos manuales nocturnos y los riegos de las zonas verdes.

La situación del pantano es tan preocupante que, por primera vez en muchos años, el Consistorio ha tenido que recurrir a bombas para llevar el agua hasta la red municipal. "El nivel es muy bajo y no nos podemos abastecer por el simple desnivel", apunta la concejala de Infraestructuras y Servicios Básicos, la socialista Ana Rivas, que reconoce que "ningún trabajador municipal recuerda una situación igual".

Sobre las causas de una caída tan dramática en las reservas de agua, la edil apunta principalmente a la meteorología. "Hay embalses que este año tienen más agua que el anterior y en el nuestro pasó lo contrario", apunta la concejala, que explica la situación en el hecho de que "no llueve igual en todos los sitios y este verano se vieron especialmente mermadas las áreas de las que se surte el embalse". "El orbayu no cala", sostiene Rivas, respecto a que está siendo un estío con mal tiempo, pero en el que las lluvias no están siendo lo suficientemente abundantes como para cargar las reservas de agua.

Rivas recuerda que la escasez de agua en los Alfilorios se extiende también a los manantiales de titularidad municipal, ubicados bajo la sierra del Aramo. "Como este año nevó poco y tampoco hubo lluvias abundantes en primavera, los acuíferos se están resintiendo mucho", asegura.

Todos estos factores suponen que el Ayuntamiento haya tenido que incrementar de manera considerable la compra de agua a Cadasa. Si habitualmente los suministros de la red regional no superan el 18% del consumo total, actualmente se sitúan en un 41%, una cifra récord que, sin duda, engordará la factura del agua que se le pasará al Ayuntamiento al final del ejercicio. Sin embargo, ahora es la única salida para garantizar el abastecimiento.

Los esfuerzos del Consistorio en estos momentos se centran en minimizar en la medida de lo posible los consumos que no resulten imprescindibles. Es por ello que esta misma semana se decidió reducir en un 20% la cantidad de agua destinada a los baldeos manuales nocturnos, así como en un 60% el agua empleada para los riegos de las zonas verdes, con la única excepción de las que cuenten con plantas de flor, cuya necesidad de agua es superior. Son iniciativas que se suman a otros recortes anteriores y que el Consistorio vincula a un menor consumo a través de la concienciación vecinal.