"La gente que pasa por aquí nos pregunta si tenemos miedo a que pueda haber fantasmas en los edificios". Los trabajadores del servicio de seguridad que vigila las instalaciones del viejo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se toman a broma las leyendas urbanas sobre presuntos fenómenos paranormales en este complejo de 235.000 metros cuadrados, frecuentes desde que la gran mayoría de sus diecisiete inmuebles quedaron vacíos. Sin embargo, son muchos los curiosos que se interesan por los ruidos que salen del complejo, especialmente durante la noche, o que dejan volar su imaginación al ver las instalaciones vacías.

"Nosotros nunca nos hemos encontrado nada raro", señalan los guardas con una sonrisa en la boca. Es más, aseguran que ninguno se ha sentido intimidado ante la expectativa de presencias paranormales. Los trabajadores, no obstante, entienden el atractivo que tienen las instalaciones para los amantes de este tipo de leyendas urbanas.

"Con el fresco de la noche puede haber algún ruido propio de los materiales de construcción, que se dilatan y se contraen con el cambio de temperatura", cuentan los vigilantes, para explicar los sonidos que inquietan a algunos vecinos. Señalan también que los animales que campan por la zona, como jabalíes, erizos o gatos, alimentan la teoría del embrujo que algunos habitantes del entorno han relacionado con el lugar. Otros de los focos de ruido, añaden, lo producen los trabajadores de la lavandería, que aún funciona, o de la central que produce energía para el antiguo complejo hospitalario. A las instalaciones, además, se les ha sumado recientemente el parque del Truébano, situado en el viejo helipuerto y que ha heredado su nombre de una antigua aldea de la zona. Los vecinos de la asociación SOS Viejo Hospital han denunciado en varias ocasiones las deficiencias en el mantenimiento de un recinto que sigue acumulando cicatrices de abandono.