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LUIS GONZÁLEZ | Párroco de San Claudio desde 2002, acaba de ser trasladado a Santiago de Sariego y nombrado capellán de Valdediós

"Un cura no puede dar la espalda a la realidad que vive la gente"

"El cierre de las fábricas mató a San Claudio; fui testigo de las movilizaciones y desde el púlpito denuncié la situación varias veces"

Luis González, ayer, en su domicilio de Oviedo. RUBÉN VEGA

Luis González Fernández se ha ocupado durante los últimos 15 años de la unidad parroquial encabezada por San Claudio, que comprende también Loriana y, desde 2003, Sograndio y Santa Marina de Piedramuelle. Es uno de los afectados por la remodelación de la diócesis, anunciada por el Arzobispado en junio, y a partir de ahora se encargará de la parroquia de Santiago de Sariego y de la capellanía del monasterio de Valdediós. Luis González nació en Riosa, estudió en el Seminario de Oviedo y se ordenó en 1980. Ha rodado por toda Asturias y estuvo varios años en misiones en Benín. A sus feligreses en San Claudio les está costando despedirle. Alguno llegó incluso a proponer una recogida de firmas para paralizar su traslado. El sábado le han organizado un homenaje, con misa y comida, y el cura admite que es muy probable que se emocione: "También tenemos sentimientos y queremos a la gente", reconoce.

- ¿Cómo llegó a San Claudio?

-Para sustituir a un sacerdote, Ceferino Álvarez, abierto a conocer y descubrir lo que había, a recibir ayuda y consejo. Entonces estaban abiertas las fábricas de loza y la de tubos del Caleyu y se veía mucho movimiento en el pueblo. El cierre de las dos fábricas mató a San Claudio. Se nota en el ambiente, en la gente...

- Usted fue testigo de la resistencia del pueblo a esos cierres.

-Sí, hubo movilizaciones y se subía andando hasta la plaza del Ayuntamiento. Yo, desde el púlpito, denuncié la situación varias veces. No puedes dar la espalda a la realidad que vive la gente de tu parroquia. Los vecinos de San Claudio son cariñosos, acogedores... También hay sus más y sus menos. Yo trate de fomentar la unidad. Es importante tener proyectos en común y echarse una mano. Y dar vida al pueblo. Además de las fiestas de Xuno y San Roque, hay que animarse a organizar actos culturales.

- Cada vez hay menos gente en las iglesias, ¿también en San Claudio?

-En San Claudio bajo la gente porque bajó la población. Los que van desapareciendo son los que más venían.

- Los vecinos de la zona destacan de su paso por San Claudio la catequesis y su trabajo en Cáritas.

-Todos los niños de la unidad parroquial vienen a la catequesis a San Claudio, igual que vienen al colegio. Hemos creado nuestro propio método de catequesis, con fotocopias y fichas, así los padres se ahorran unos duros. Se intenta que sea muy ameno y que se sientan a gusto. Están pensando toda la semana en venir a la catequesis porque se divierten. Y los catequistas siempre responden a sus preguntas con claridad y sin retorcer las cosas.

- ¿Son más despiertas las nuevas generaciones?

-Los críos son un libro que se está escribiendo. Ponen mucho interés y a veces es sorprendente que un niño de seis años pueda hacerte determinada pregunta. Hay que hacer un trabajo serio con ellos si se quiere mantener viva la Iglesia, porque son el futuro.

- ¿Y Cáritas?

-Hay temporadas en las que aumenta el número de familias que acuden a Cáritas y a las que ayudamos con alimentos o a pagar los recibos. En la campaña de Navidad se recoge comida y así tenemos un fondo de alimentos. Se colabora con un grupo de moteros, "Asturum", que hacen un encuentro el día de la entrega, y con muchos comercios de San Claudio y de Oviedo.

- Se lleva buenos recuerdos.

-Muy buenos. Ha habido momentos malos, cuando ves morir personas que aprecias y a jóvenes. Es la vida misma. Yo me siento especialmente agradecido a las cuatro parroquias, porque también pasé por momentos fastidiados a nivel familiar y ahí estuvieron, apoyando. Eso es ser buenas personas.

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