La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El ovetense que vino de Dakar para sacar adelante a su familia

La comunidad senegalesa espera repatriar esta semana el cadáver de Bamba Gueye, fallecido en accidente laboral, al que todos recuerdan como "honesto y trabajador"

Bamba Gueye, en Oviedo, en una imagen del año 2012. LUISMA MURIAS

El billete le costó mil euros y el viaje en patera desde las costas de Senegal a Canarias fue un infierno. El ovetense adoptivo Bamba Gueye, un "trabajador incansable" y "muy buen chaval" para quienes le conocieron, falleció el pasado jueves al ahogarse en la balsa para el riego de la cooperativa de Grandas de Salime, en la que trabajaba recogiendo arándanos. En 2012, cuando ya llevaba cinco años viviendo en Oviedo, relataba a LA NUEVA ESPAÑA que hizo el viaje a través del Atlántico con "vómitos y fiebre". Antes de llegar a la ciudad que convirtió en su hogar, donde logró la residencia legal por arraigo, y donde tenía su domicilio, Gueye desembarcó en las islas y se desplazó a Madrid. Buscaba un empleo con el que mantener a su madre y a sus hermanas, que le tenían como único sustento.

Fue un periplo que no dio resultado y que le llevó a continuar su viaje hacia al norte. Así terminó en la capital del Principado, donde le arroparon varios amigos y encontró su sitio. El joven, de 38 años, se enamoró de Oviedo, abrazó con pasión el azul del Real Oviedo, equipo del que se convirtió en seguidor incondicional, y se integró en una ciudad en la que acudía regularmente al gimnasio y donde se buscaba la vida para enviar a su país un dinero con el que dar respuesta a las necesidades de los suyos.

A la espera de solucionar el papeleo que permita acabar con la espera de sus seres queridos, los restos mortales de Bamba Gueye descansan en el tanatorio El Salvador. La comunidad senegalesa de Oviedo, que ha comenzado una colecta para cubrir los 7.000 euros en los que se estima el coste de la repatriación del cadáver, acelera todas las gestiones para que el vuelo salga cuanto antes. "Este tipo de cuestiones suelen llevar unos tres días", afirma Adama Faye, uno de los que arriman el hombro, lidian con el Consulado de Senegal y mantienen a la familia de Bamba Gueye informada de cómo evoluciona la situación. "Era un buen chico y trabajaba muy duro para ayudar a su familia", dice este senegalés, que denuncia las dificultades que tienen que superar sus compatriotas para regularizar su situación, condicionada a un empleo muy complicado de encontrar sin la documentación en regla.

"Es un círculo cerrado, muy difícil de romper", dice Adama Faye. El malogrado Bamba Gueye, que trabajó como temporero en diversas zonas del campo español, y cuyo accidente mortal estudian las autoridades laborales, vivió estas dificultades en sus propias carnes. La teniente de alcalde Ana Taboada, que trabajó como abogada de la organización SOS Racismo, recuerda que el senegalés fue detenido mientras ejercía la venta ilegal en la "Semana negra "y enviado al Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche (Madrid). La letrada y edil de Somos consiguió traerle de vuelta y superar los escollos para que se reconociese como residente legal a un ovetense que vino de Dakar para ayudar a los suyos y que, recuerda la edil, era "muy tranquilo, honesto y trabajador".

Compartir el artículo

stats