La directiva del Atlético Riberense, un equipo de fútbol cuyo domicilio social está en Ribera de Arriba, solicitó ayer la dimisión del concejal de Deportes del municipio, Miguel Ángel Sainz-Pardo, o en su defecto la destitución de su cargo por parte del Alcalde, José Ramón García. El motivo es que aseguran que el edil les niega la cesión de las instalaciones deportivas del Llosalín con el argumento "xenófobo" de que los promotores del equipo son de Mieres y Oviedo.

Los miembros de la junta directiva recuerdan que la entidad tienen "personalidad jurídica" y está radicada en el concejo por lo que lamentan que se utilice como razón para negarles las instalaciones el origen de sus directivos. "Si en vez de mierenses y ovetenses fuéramos extranjeros estaríamos hablando de racismo", declaran sobre lo que ven como "un insulto a todos los jugadores, socios, colaboradores y simpatizantes del club".

Del mismo modo, recuerdan que la negativa a cederles las instalaciones trunca las aspiraciones del club de desarrollar un importante proyecto deportivo en el concejo. "El fin es hacer una escuela de fútbol para los niños y no tan niños de Ribera de Arriba", sostiene sobre su intención de un uso público que defienden cumpliría "perfectamente" la legalidad.