El funeral por Lorenzo Ramos Valdés, inolvidable profesor de Matemáticas del Instituto Alfonso II durante muchos años y hasta que le llegó la edad de la jubilación, reunió ayer a numerosos familiares y amigos durante el funeral, que se celebró a las cinco de la tarde en la iglesia parroquial de San Cucufate de Llanera. Todos ellos quisieron arropar con su presencia y muestras de cariño a su viuda, Marisé Viesca Álvarez, y a sus hijos, Lorenzo, María José, Lisardo y Alejandro, en momentos tan difíciles.

La bonhomía de Lorenzo Ramos, una persona muy conocida y querida en Oviedo, donde residía e impartió su magisterio, no pasó desapercibida entre sus numerosos amigos y exalumnos; así como su característico sentido del humor que siempre lo acompañaba. Era prácticamente imposible verlo sin una sonrisa en la boca acompañada de una palabra amable para con los muchos amigos y conocidos con los que se encontraba a lo largo del día, sobre todo en el entorno de la plaza de San Miguel.

Un aneurisma, que sufrió a las dos de la mañana del pasado viernes, puso inesperadamente fin a su vida en la casa familiar de San Cucufate de Llanera, donde disfrutaba de la época estival y en la que gustaba de organizar multitudinarias y alegres reuniones gastronómicas con sus amigos.

Como persona con numerosas inquietudes que era, se convirtió en copropietario y director del desaparecido colegio San Isidoro.

Aunque nacido en Lugones hace setenta y cuatro años, a Llanera, de donde es su esposa, la llevaba en su corazón. Por eso nunca dudó en participar en todas las iniciativas vecinales que le planteaban, y, por eso también, se puede decir que fue el decidido e ingenioso impulsor de la popular fiesta de los Exconxuraos de Llanera, que en pocos años logró tener una gran repercusión y merecido reconocimiento en toda Asturias por su singularidad.