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Asturias es la provincia con peores servicios en el Camino del Norte, según los peregrinos

Más de 12.000 personas emprendieron en 2016 la ruta primitiva, que parte de Oviedo, el doble que hace cinco años

"Mañana comenzaré el Camino Primitivo para alejarme de la masificación del "francés", comentaba ayer la madrileña Ana Durán a su llegada al albergue de peregrinos de Oviedo. Otro de los motivos para la madrileña es que saldrá de Oviedo y llegará a Santiago, en un periodo de quince días, "mi ilusión era poder finalizarlo".

Son muchos los que buscan la autenticidad del Camino Primitivo, ya que se considera más auténtico que el de la costa o el francés. "Es el camino más duro de todos", afirman desde el albergue, "pero a la gente le gusta que no esté tan estructurado como el francés", añaden. Una de las cosas que más valoran a la hora de enfrentarse a este trazado es que saben que hay zonas en las que no encontrarán nada y necesitan provisiones. Esa es la autenticidad del camino, la dificultad.

También el matrimonio formado por Gabriel Segú, catalán de 67 años, y Paula Loinaz, vasca de 70 años empiezan hoy el camino. "Sabemos que es un camino duro, por eso mismo nos lo tomamos como un reto", señalan antes de irse a descansar. El año pasado hicieron el francés y por la hermosura del paisaje y la dureza, este año han escogido el primitivo. "El año que viene intentaremos hacer el de la costa", añaden con ilusión.

La dureza del camino no solo se refiere al esfuerzo que supone atravesar zonas de montaña o al clima montañoso con sus precipitaciones y posibles nevadas, sino que, según señalan muchos peregrinos, existen pocos albergues y mala señalización.

Nicolás Morteruel hizo el camino francés para ir a Santiago, y para volver se decidió por el primitivo. "Es mucho más bonito, pero también más duro", señala. La época en la que lo hizo no le acompañó. "Hay menos albergues porque ya era otoño, muchos cierran durante el invierno así que hay más dificultades para encontrar dónde pasar la noche y descansar", señala. El otro inconveniente que encontró al camino del interior fue la falta de señalización. "Supongo que se debe a que es menos conocido que el francés, por eso es más fácil perderse", concluye.

A la catalana Sat Caballero se le puede considerar una peregrina experta. Ha hecho el camino de la costa, el francés, el primitivo y el camino catalán. "No se pueden pedir lujos a la hora de hacer el camino. Esa es la esencia del buen peregrino, no exigir nada", dice Caballero. Para ella un peregrino debe ser precavido y llevar siempre agua "porque las fuentes son naturales y donde no las hay, pues no las hay". La catalana coincide en opinión con Morteruel. "La señalización en ocasiones es excesiva, encuentras cuatro flechas indicándote la misma dirección, y en otras hay una carencia importante o si no es carencia es confusión", explica. Respecto a los albergues, para ella son el fallo principal. "Hacen falta más y es necesario que sean llevados por personas muy hospitalarias que estén concienciadas con lo que significa ser peregrino", cuenta. Pablo Sánchez, tesorero del albergue afirma en relación con los albergues, que "hay un albergue cada 25 kilómetros más o menos, el problema está en que son pequeños para la cantidad de peregrinos que en julio y agosto hacen el camino".

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