El orden del día hacía prever una reunión tranquila y sin mayores sobresaltos para iniciar el curso político, pero el desarrollo de la sesión vino a demostrar que nada ha cambiado y que la placidez resulta incompatible con un Pleno del Ayuntamiento de Oviedo, como también parece serlo una cierta brevedad. Y es que, a pesar de lo reducido de los asuntos a tratar, los ediles estuvieron enfrascados en el debate durante más de tres horas y media. "Tedioso", reconoció la teniente de alcalde, Ana Taboada (Somos), en una de sus escasas intervenciones.

Como es habitual, las mayores broncas se registraron a partir de intervenciones del concejal de Economía, Rubén Rosón, cuya capacidad para enervar a la bancada del PP está más que acreditada. En el debate sobre la cuenta general de 2016, el edil de Somos acusó a los populares de mantener el "culo en el sillón", expresión que le valió una reprimenda del alcalde, Wenceslao López (PSOE), y que movió al concejal opositor Fernando Fernández-Ladreda a intervenir de pie, a modo de simbólica protesta. "Yo sólo dije culo", se excusó Rosón.

La tensión entre los concejales acabó por extenderse a parte del público. Unos vecinos, indignados con la falta de juegos para niños con problemas de movilidad en los parques de la ciudad, llegaron a interrumpir la sesión de forma airada. La protesta, por fortuna, no pasó a mayores.