Día grande en el Centro Asturiano, que ayer celebró nada menos que la fiesta de su patrona, Nuestra Señora de Covadonga, y lo hizo como siempre en la falda del monte Naranco, desde donde, por cierto, se oían los cánticos de los aficionados del Real Oviedo que en el Carlos Tartiere asistían al entrenamiento del equipo azul antes del esperado derbi de hoy.

La potente voz del tenor Eduardo López, que cantó con devoción a la Santina, marcó el inicio de la eucaristía, que por primera vez se celebró en el teatro de los bolos. Un recinto más apropiado que la carpa de otros años para una celebración tan importante, según muchos socios.

"Para todos vosotros la Santina es algo muy especial, porque es la Madre que nos hace ser mejores", comenzó diciendo el padre Valdés, que después recordó la peregrinación que todos los años hacen a pie cientos de socios del Centro Asturiano al real sitio, y los animó a "seguir siendo una gran familia".

El dominico también tuvo un recuerdo cariñoso para el último capellán del club, José Franco Baizán, fallecido el 13 de junio del año pasado, y que durante más de cuarenta años ejerció su labor pastoral en el Centro Asturiano, "donde fue muy querido".

Desde entonces no hay capellán, aunque el dominico padre Valdés es desde el año pasado el que oficia estas fiestas patronales. La escasez de curas, y como el padre Valdés dice misa en La Felguera, no animó al Arzobispo a confirmarlo como digno sucesor de José Franco. Resumiendo, que el Centro Asturiano se quedó sin capellán.

Después llegó la multitudinaria fabadona, que los socios trasegaron convenientemente en la carpa de las fiestas y en las mesas que se pusieron en el entorno, la mayoría bajo los árboles. Ya por la tarde, el concurso de bateo de oro obligó a los concursantes a buscar las pepitas enterradas en la arena, que en total pesaban ocho gramos. Después, festival folclórico, entrega de premios de los certámenes deportivos y culturales y para finalizar verbena.

Hoy terminan las fiestas en torno a los bollos preñaos, la romería, mucha música y, por último. los fuegos artificiales.