Es una escena habitual que se repite estos días en las inmobiliarias ovetenses: un estudiante universitario entra en la oficina, generalmente acompañado de sus padres, y pregunta con cierta desesperación: "¿Os queda algo?". Con el inicio del curso a la vuelta de la esquina, la tarea de encontrar un piso para alquilar durante el curso es complicada. Los agentes de la ciudad destacan que esta es una de las épocas del año con más movimiento en lo que a arrendamientos se refiere y que, ahora mismo, tienen poco que ofrecer a los interesados. Sobre todo en el caso de los pisos de dos o tres habitaciones, ideales para compartir. Estos son los más demandados por los estudiantes, que piden también que el espacio esté amueblado y servicios centrales. Esta última, es una demanda que llega directamente de sus padres que, en la mayoría de los casos, son quienes realizan unos pagos no suelen superar los 500 euros mensuales por inmueble.

"Lo que tenía de dos o tres habitaciones ya lo tengo todo alquilado", señala Juan Carlos Álvarez, secretario del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, que regenta también la Agencia Falo. Destaca que muchos asturianos de las alas de la región acostumbraban a comprar piso en Oviedo para enviar a sus hijos a la universidad de la capital, una tendencia que casi ha desaparecido con la crisis. Porque las familias ya no tienen la confianza y la capacidad económica de antaño y porque apenas se ha construido vivienda nueva en los últimos nueve años. De este modo, el arrendamiento se ha convertido en la opción principal para los estudiantes que llegan desde otras partes de Asturias, España o el extranjero. "Oviedo sigue siendo una de las capitales de provincia con el alquiler más barato y aunque hay mucho movimiento y escasez de pisos los precios apenas han subido un 3 por ciento", señala el experto. Estos factores, a su juicio, explican la saturación del mercado.

"Ha habido un aluvión, nos faltan pisos", cuenta María Jesús Iglesias, de la inmobiliaria Degrain. Añade que en su oficina entran con frecuencia padres e hijos en busca un piso para el curso y que, en muchas ocasiones, llegan con cierta angustia tras comprobar que no es sencillo encontrar algo que se ajuste a sus demandas. "Nosotros siempre les preguntamos qué es lo que van a estudiar para ubicarlos en una parte de la ciudad u otra", indica la agente, que señala que ya en agosto empieza a recibir llamadas de muchos universitarios interesándose por algún inmueble. A quienes tienen como destino el Campus de Humanidades, dice como ejemplo, se les ofrece el barrio del Milán, donde se encuentra el complejo educativo. Aunque también les sirve "el centro, Pumarín o la zona de Teatinos". Y entre las peticiones principales se encuentra el número de habitaciones, que generalmente suele ser tres, para poder compartir el piso y dividir los gastos. En general, los universitarios prefieren también que el edificio tenga servicios centrales, ya que los padres buscan asegurarse de que sus hijos no pasarán frío durante el invierno y no quieren que estén pendientes de encender y apagar los radiadores. Con este sistema se evitan también olvidos que pueden suponer un subida cuantiosa en la factura de la luz o el gas. "Se quedan más tranquilos", explica María Jesús Iglesias para destacar a continuación que la mayor parte de los arrendamientos duran lo mismo que el curso, "de septiembre a mayo o junio" y que el presupuesto que maneja este tipo de clientes no es muy alto, "en torno a 450 euros". Las familias que buscan un alquiler en Oviedo, indica, suelen tener otros hijos que mantener y a menudo afrontan la hipoteca del domicilio habitual.

"Los pisos que están bien no duran ni una semana", aporta al debate David Álvarez, de la Agencia Álvarez. Y aunque destaca que sus clientes valoran la cercanía con sus lugares de estudio, el tamaño de la ciudad relega esta exigencia a un segundo plano. "Prefieren irse a barrios como La Florida, Teatinos o Montecerrao antes que quedarse en el centro en un piso que tiene peores condiciones", resalta el agente inmobiliario.

Los muebles antiguos, relata, son uno de los principales elementos disuasorios que empujan a los barrios a los arrendatarios: "Los inmuebles que son muy antiguos y están poco arreglados son los únicos que se atascan". Para evitar quebraderos de cabeza a los inquilinos y sus familias, muchos propietarios echan cálculos y ofrecen pisos con todos los gastos incluidos a un precio fijo que "suele rondar los 250 euros por estudiante". Un paquete completo que permite olvidarse del trámite de contratar luz, agua o internet en los primeros días y evita que cada mes, con la llegada de las facturas, los universitarios tengan que sentarse a echar cuentas para afrontar los servicios compartidos.