"Fue una sorpresa tremenda que ganase un chavalín con el nivel que había. Pero, ¿por qué no iba a hacerlo con todo lo que trabajó y la forma en la que compitió?". A Álvaro Álvarez el asombro de ver a su hermano de 16 años levantar en Lorient (Francia) un trofeo MacCrimmon, uno de los más prestigiosos del mundo de la gaita, le duró solo un instante. Él, con 22 años, fue el espejo en el que se miró el pequeño para abrazar por primera vez el instrumento y los dos tocan para el grupo "Xácara" y preparan juntos los festivales. "Ojalá se lleve tres o cuatro más y acabe por encima de mí", destaca Álvaro Álvarez, que ha ganado dos veces el torneo. Entre los secretos destaca uno sobre el resto: "Practicar muchísimo". "Los otros no se pueden contar", bromea después para enumerar la calidad del instrumento y la agilidad de los dedos como ingredientes de una receta que ha llevado a los hermanos Álvarez a lo más alto de la música tradicional.