El periodista Sid Lowe (Archaway, Londres) saldrá mañana, a las 20.00 horas, al balcón del Ayuntamiento para dar el pregón de las fiestas de San Mateo Reconoce que está nervioso y que le preocupa aburrir a la gente con el repaso que realizará de lo que significan para él la ciudad y el Real Oviedo. Desde que llegó a la capital del Principado como estudiante Erasmus en 1996, su afición por el club azul, que ayudó a promocionar en todo el mundo, no solo ha crecido en su interior, sino que ha pasado a su hijo, de seis años, incondicional del equipo y seguidor del que fuera su capitán Diego Cervero.
-¿Está nervioso?
-Un poco. Cuando me propusieron dar el pregón pensé en la dificultad y la responsabilidad pero ya me he ido asentando. Estoy con los preparativos y llevo días intentando recortar el texto que tengo preparado, espero que no sea demasiado largo.
-¿Qué tiene pensado contarle a los ovetenses?
-He preguntado a mucha gente de qué podría hablar y todo el mundo me decía que hablase de mi relación con la ciudad. Pero me da vergüenza hablar de mí mismo. Quería hablar de la importancia del Real Oviedo y de cómo llega a encantar a la gente. Quiero ser ameno y no meter la pata, con eso me conformo.
-¿Aún dura el encanto del Real Oviedo?
-Sí, estoy más encantado que antes. Se ha ido acumulando. Cuando me fui de Oviedo y volví a Inglaterra seguía los resultados y desde que vine a trabajar a Madrid es más sencillo estar al día. Cuando el Oviedo bajó a 2ºB, además, hubo un tiempo en el que estaba con muchos equipos de la zona y pude verlo en Getafe, en Leganés, en Alcalá o en Toledo.
-¿Su hijo también es del Oviedo?
-Incluso más que yo. Le llevé a su primer partido del Real Oviedo, contra el Leganés, cuando tenía solo seis semanas. Ahora, a sus seis años, ha estado ya en una veintena de partidos del club y es muy de Diego Cervero. El año pasado, de hecho, nos hicimos del Fuenlabrada para seguirle y el pasado fin de semana fuimos a Miranda a verle jugar con su actual equipo. Antes decía siempre que Cervero era el mejor del mundo. Ha crecido y cuando le pregunto me dice: ´¿Pero de verdad o en nuestros corazones? En realidad es Leo Messi pero para nosotros siempre será Diego Cervero´. (Ríe).
-¿Se queda en San Mateo?
-Hasta el domingo. El sábado tengo que estar en el primer partido del Atlético de Madrid en su nuevo estadio por motivos de trabajo pero mi mujer y mi hijo se quedan. Y yo en cuanto termine vuelvo para estar en el partido del Real Oviedo del domingo.
-Sí que tiene ganas de ir al Carlos Tartiere.
-Sí, habíamos preparado para quedarnos todo el fin de semana pero no he podido librarme de bajar a Madrid.
-¿Cómo vivió el derbi?
-Lo tuve que escuchar por la radio porque me fue imposible ir al estadio. Intentaré por todos los medios estar en la vuelta, en el Carlos Tartiere. Me gustó muchísimo el equipo en la segunda parte. No fue brillante técnicamente pero tuvo empuje. El empate, además, es una afirmación de que el Real Oviedo está volviendo.
-¿Y el fin de la deuda?
-Mejor todavía. Cuando el Oviedo dejó la Primera División, se hablaba de supervivencia y esta es una noticia fantástica, que abre un gran futuro. Con el apoyo de Carso, dábamos por hecho que en algún momento se sanearían las cuentas y aunque no es una sorpresa, da mucha tranquilidad. No es una sorpresa pero nos da mucha tranquilidad.
-¿Cómo explica en Inglaterra que se enamoró del Real Oviedo y acabará dando el pregón?
Lo primero es explicar el pregón que en Inglaterra no lo hay. Y para explicar la importancia de ciudad y del club cuento que es un sitio precioso con una gente espectacular. Y cuento que jugar a fútbol e ir a ver al Real Oviedo me facilitó la entrada en la ciudad. En Oviedo, además, me rompí el tobillo jugando a fútbol y me arroparon y me ayudaron.
