Relacionadas

Un carbayón nacido en Inglaterra tiñó del azul más oviedista el arranque oficial de las fiestas de San Mateo, con el que no pudo la lluvia. El periodista Sid Lowe, uno de los héroes de la salvación y posterior globalización del Real Oviedo, convirtió el pregón de ayer en un repaso sentimental por los fuertes vínculos que le unen al club y a una ciudad que conoció en octubre de 1996 como estudiante de "Erasmus" y de la que, a pesar de la distancia geográfica, nunca se ha ido del todo. "La mio familia y yo sentímonos carbayones", afirmó Lowe, antes de que las capitanas del Real Oviedo Femenino y del Balonmano Oviedo Femenino, María Suárez y Lucía Álvarez, respectivamente, encendieran la mecha del chupinazo.

También en lengua asturiana, Lowe definió a Oviedo como "guapa, amable, histórica, noble y lleal cola so cultura y el so club de fútbol, cola so xente". Cómo será lo de este londinense con la ciudad que su hijo, un rubio de seis años que le acompañó en el balcón del Ayuntamiento ataviado con una camiseta de Michu, se llama Charlie Mateo. El pequeño, con desparpajo, tomó el micrófono y arengó a los cientos de personas que llenaron la plaza al grito de "vamos, vamos Oviedo...". "Es mi San Mateo particular", admitió el orgulloso padre, que reivindicó el fútbol y la globalización del club azul como "la puerta de acceso a la ciudad y a lo mejor que tiene: la gente".

Recuperó de la memoria un emocionado Lowe las "imágenes" de aquel Oviedo que se encontró hace veinte años. Imágenes de la ciudad que le llamó la atención por su limpieza. También la de los "paseos por el centro" donde "todos iban extremadamente bien vestidos". El Oviedo de "la Catedral, la Universidad donde se casaron amigos...". "Veo la lluvia, calles donde no caminabas, patinabas. Veo a la gente escanciar y me veo intentándolo. Desde el Naranco veo todo su contorno", rememoró.

Recuerdos de la ciudad que no entiende sin un Real Oviedo que pronto enganchó al futuro periodista que, según confesó, llegó a firmar como "Isidro Lángara" algún artículo. A la plaza del Ayuntamiento regresaron las tardes de gloria en el viejo Tartiere. Gestas como el 4-1 al Atlético de Madrid del doblete: "Nos veo saliendo rodando del estadio al casco antiguo y palpo una felicidad compartida, la victoria de una ciudad y me siento parte de ella".

Pero la felicidad se truncó con un descenso a las catacumbas del fútbol que a punto estuvo de llevarse al club por delante. Aunque Lowe fue determinante en la movilización para una salvación compartida por 40.000 accionistas -"mejor dicho, oviedistas, ovetenses"- repartidos por 140 países, responsabilizó del éxito a "todo el oviedismo". "El Oviedo sois vosotros", proclamó el pregonero, que llegó a jugar en el Grisú hasta que una grave lesión le apartó del fútbol.

"En la dificultad se forjó algo especial: se reforzó y amplió la identidad colectiva y se demostró una vez más que la afición es el autentico valor del fútbol", afirmó Lowe, que ve factible el ascenso del Oviedo de la mano del grupo Carso y tuvo palabras de reconocimiento para el expresidente Manuel Lafuente y para Antonio Mijares, exsecretario del club ya fallecido.

El pregonero hizo hincapié en la importancia de que el Real Oviedo tenga accionistas repartidos por medio mundo. Así, destacó que al equipo le vienen a ver desde Gran Bretaña, Estados Unidos, Argentina, Portugal, Japón, Rusia, México, Singapur o Gambia. "Emociona ver cómo Oviedo les cambia la vida y ellos a Oviedo, porque ya es su club y por lo tanto ya es su ciudad", subrayó Sid Lowe, que lució desde el balcón consistorial una bufanda de la peña azul de Oldham, localidad británica de las cercanías de Manchester, cuyo lema, en inglés, es el siguiente: "Venimos por el fútbol, nos quedamos por el cachopo". En este punto, el pregonero destacó la relevancia del trabajo del peñista Matías García con los oviedistas del extranjero, alusión que despertó una cerrada ovación de los asistentes, muchos de ellos ataviados con camisetas y bufandas del club.

El acto oficial de apertura de las fiestas comenzó con puntualidad británica, a las ocho de la tarde, y sin esa lluvia que sí cayó copiosamente en el tramo final del pregón. El veterano periodista radiofónico Luciano García hizo las veces de maestro de ceremonias y restó importancia al mal tiempo. "Es San Mateo que llora de alegría porque empiezan las fiestas", aseguró antes de dar paso al alcalde, el socialista Wenceslao López, que dedicó a los presentes un breve discurso de bienvenida. El regidor animó a la ciudadanía a disfrutar de los festejos con " la alegría, el respeto y el civismo como banderas".

Brindis oficial

Tras la lectura del pregón, la Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo", protegida de la lluvia en los soportales del Ayuntamiento, interpretó el "Asturias, patria querida". Mientras, en el salón de plenos del Consistorio tenía lugar el brindis oficial por el éxito de las fiestas. A Wenceslao López se le unieron la teniente de alcalde, Ana Taboada (Somos); el presidente de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), Roberto Sánchez Ramos (Rivi), el pregonero y José Antonio Lobato, de "Teatro Margen". Tampoco faltaron el popular Mateín, que llegó puntual al arranque de las fiestas de la capital, y el presidente del Real Oviedo, Jorge Menéndez Vallina.

El foco festivo se trasladó de inmediato a los chiringuitos, que recibieron una auténtica avalancha de público en las primeras horas de un calendario festivo que se extiende durante diez días. Pese al ambiente otoñal, la ciudad se preparaba tras el pregón para una primera noche de San Mateo con el concierto de "La Oreja de Van Gogh" en el escenario de la plaza de la Catedral.