Los cinco coches quemados en La Corredoria la madrugada del jueves y los vehículos calcinados en marzo y octubre del año pasado en el mismo barrio no están relacionados. Eso es lo que aseguran fuentes policiales, a pesar de que reconocen que las investigaciones están todavía en marcha y no existe una hipótesis clara de lo ocurrido. Por su parte, los vecinos muestran su preocupación por los hechos y los dueños de los turismos calcinados descartan que pudiera deberse a un ajuste de cuentas.

A falta de que se den por concluidas las pesquisas, la Policía Nacional se muestra cauta y sostiene que no tiene constancia de que en las últimas fechas se hayan registrado otros sucesos similares que hagan prever nuevos hechos como el ocurrido en la calle Anabel Santiago a las tres de la madrugada del jueves y aunque no confirman ni desmienten si el conocido como "el quemacoches", detenido en enero, está ya en la calle, descartan que sus casos tengan relación con el de esta semana.

Por su parte, los dueños de los vehículos afectados, aunque dan por hecho que el fuego habría sido provocado, descartan que el episodio que calcinó cinco coches y dañó levemente a un sexto se hayan producido con motivo de algún tipo de venganza. "Nos conocemos todos y no tenemos ninguna sospecha de que pudiese ser un ajuste de cuentas o algo similar", declara Javier Álvarez, propietario de la furgoneta Renault Kangoo a la que, a priori, el fuego afectó en primer lugar.

Pese a todo, la inquietud se ha instalado en parte del vecindario, que considera que el hecho de que La Corredoria vuelva a ser escenario de incendios de coches como ya ocurriera en marzo y octubre de 2016 en la calle Tigre Juan preocupa, y mucho. "Es para tener miedo; cualquier día lo hacen dentro de un garaje y entonces será mucho más grave", señala la vecina Susana Pérez, que insta a tomar medidas, a pesar de que reconoce que hay vigilancia policial. "Las patrullas pasan, pero ellos saben los horarios y actúan igual", indica, dejando la puerta abierta a soluciones que algunos lugareños creen que pasarían por la instalación de cámaras de vigilancia.

Del mismo modo, hay quien señala que no es el primer episodio similar que ocurre en la ciudad en los últimos tiempos y por tanto se deberían de extremar las precauciones. Es el caso de Miguel Ángel Fernández, un vecino de la avenida del Mar, que asegura haber sido testigo de cómo un coche robado ardía a comienzos del mes de agosto en las proximidades del campo del Covadonga. "La explosión de los cristales nos alertó de madrugada y vimos una columna de fuego; días más tarde un hombre vino acompañado de la grúa municipal a retirarlo", señala el vecino, que cree que los casos vividos en los últimos tiempos son suficientes para reclamar a "alguien que le ponga freno".