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Cuando el machismo se hace viral

El fenómeno de los vídeos sexuales alcanza San Mateo ante la preocupación de los expertos, que alertan del perjuicio para las mujeres

Cuando el machismo se hace viral

Los aseos de un conocido local de copas ovetense. Dentro de uno de los cubículos, dos chicas y un chico practican sexo, en apariencia sin percatarse de que, a través de la puerta de cristal traslúcido, son observados por otros clientes. Uno de ellos graba la escena con su móvil. En un momento dado, un hombre jalea al varón del trío.

En los últimos tiempos, rara es la fiesta de carácter multitudinario en la que no se viraliza un vídeo de carácter sexual. En estas fiestas de San Mateo, ha sido el trío en los aseos. Un vídeo que ha saltado de móvil en móvil, a través de las aplicaciones de mensajería, en una práctica que puede tener repercusiones legales para quienes difundan los vídeos, y que puede llevar a situaciones dramáticas para sus involuntarios protagonistas. Especialmente para las mujeres.

"Las fiestas son espacios especialmente proclives para que se produzcan estos encuentros sexuales. Antes se decía: 'lo que pasa en el Xiringüelu se queda en el Xiringüelu'. Pero ahora se queda en Whatsapp", explica la sexóloga Soraya Calvo, que recuerda otra reciente polémica, precisamente en el Xiringüelu, tras la difusión de un vídeo grabado sin consentimiento a una pareja que practicaba sexo. Pero más allá de las personas que, en ese contexto festivo, practican sexo en un lugar más o menos público, la figura central de este fenómeno, el auténtico responsable, es la persona que decide sacar su móvil, grabar la escena y, acto seguido, compartirla. Estamos ante el voyeurismo 2.0.

"Creo que hay mucho de inconsciencia, se hace todo sobre la marcha. Tenemos en el bolsillo una cámara de vídeo, tenemos la inmediatez. Alguien graba porque está en el sitio donde no debe de estar, lo manda sin moverse del sitio. Esa facilidad ayuda a que se den estas circunstancias", reflexiona Julio Rodríguez, profesor de psicología social en la Universidad de Oviedo.

Rodríguez incide en la inconsciencia, incluso irresponsabilidad, al grabar y difundir estos vídeos. Pero también alerta del machismo intrínseco que acompaña a estos vídeos: "por norma general, los chicos son tratados como héroes y las chicas, como putas". Esta actitud queda clara en el vídeo de San Mateo, en el que un hombre, presumiblemente el mismo que graba la escena, elogia al varón que practica sexo con dos mujeres.

"Las que salen más caracterizadas siembre somos nosotras: somos la imagen-cuerpo. El hombre pasa más desapercibido. La intimidad de ese acto la saben las personas que lo practican, pero luego lo que se difunde es un relato muy diferente. El chico es siempre 'el listo', 'el jefe', muchas veces da igual lo que haya pasado en esa práctica. El relato que se crea es machista", reflexiona la sexóloga Soraya Calvo.

El que las mujeres se nieguen a que las graben, como ocurría en el vídeo del Xiringüelu, puede incluso ser un aliciente para el autor del clip, sostiene Soraya Calvo: "La dominación sobre la mujer les da más morbo, se sienten poderosos". De hecho, la sexóloga advierte tras este fenómeno "una percepción negativizada de la erótica y la sexualidad", así como la influencia de la pornografía. "El que graba estos vídeos hace del sexo un producto de consumo, y al tiempo se siente partícipe de esa relación íntima. La idea es convertirse en un productor porno o en un paparazzi, poder decir: 'yo lo convertí en viral'. Es algo perverso", concluye.

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