"Correr no siempre es lo mejor. La clave está en prevenir y, llegado el caso de que se produzca un ataque, en mantener la calma, porque esa calma nos llevará a sobrevivir". Este es uno de los principales consejos que ofreció el monitor David Martínez Rivera a las mujeres que participaron en el taller de defensa personal contra agresiones sexistas en San Mateo celebrado a última hora de la tarde de ayer en la plaza del Ayuntamiento. Fue un repaso ágil por distintas tácticas, más que prácticas, para repeler asaltos con eficacia y en las que, según Martínez, policía nacional de profesión, resulta "fundamental lo psicológico", el controlar los nervios pese a la enorme tensión de ese tipo de situaciones. Y es que, "todo se consigue", hasta la lucidez en un momento crítico, "con un entrenamiento que sea sencillo y hasta instintivo", apunta este experto.

El punto de partida para repeler una agresión consiste en generar con los brazos y las manos una especie de escudo protector sobre la parte superior del cuerpo. Sería, explica Martínez, "una posición que no resulte agresiva, sino defensiva". A partir de ahí, y en función de la virulencia del ataque, se aplicarían técnicas de agarre o golpes secos y en puntos muy concretos del cuerpo del adversario. "Un buen sitio es la nariz", precisa el monitor, aunque otra forma bastante convincente de rechazar al atacante también puede ser aplicarle los dedos en la garganta o hacia los ojos. En todo caso, el objetivo es solventar la situación de riesgo en el menor lapso de tiempo posible.

Marina González, una de las alumnas que tiene David Martínez en la asociación de defensa personal "Defensus", considera que este tipo de técnicas "resultan muy efectivas y prácticas", además de aportar una importante dosis de confianza a quien logra dominarlas. "Y con la ventaja añadida de que no se trata de artes marciales ni de un deporte exigente, sino de algo que puede hacer cualquier persona, con independencia de la forma física que tenga", añade esta mujer.

En el taller de la plaza del Ayuntamiento tomaron parte ayer unas veinte mujeres, que se distribuyeron por parejas para ensayar los distintos movimientos que les mostró David Martínez. Iban desde cómo apartar los brazos del agresor con las manos a prácticas algo más agresivas, pero siempre controladas y dirigidas a zafarse del ataque cuanto antes. "Nunca debemos ser agresivas ni siquiera parecerlo, porque de lo que se trata es de pasar de la sumisión a repeler. Generar ese escudo de protección con las manos y, a partir de ahí, evolucionar con calma y conscientes de lo que ocurre", subrayaba el monitor entre ejercicio y ejercicio.

El interés por la defensa personal está creciendo en los últimos años, a la vista de la proliferación de casos de acoso en los centros educativos y por los episodios de violencia machista que se han vivido en algunas fiestas populares. Sin embargo, Martínez subraya que no se puede confundir la defensa personal con las artes marciales. "Esto es otra cosa; son tácticas defensivas para salir con éxito de un hipotético ataque en la calle o en cualquier otro sitio", matiza el experto.

"La verdad es que yo se lo recomendaría a todo el mundo porque coges mucha seguridad y no es nada complicado", afirma Marina González. "Lo fundamental es que sean maniobras sencillas y concretas, que se puedan poner en práctica por personas de todo tipo, independientemente de su edad y de la forma física que tengan", resume el monitor, convencido de que la "preparación psicológica es clave para hacer frente a cualquier agresor".