Irene Sánchez Carrón (Navaconcejo, Cáceres; 1967) es la flamante ganadora del XVI Premio "Emilio Alarcos" de poesía. Profesora de inglés, ayer hizo un hueco entre clase y clase para responder al cuestionario de LA NUEVA ESPAÑA. En sus respuestas reflexiona sobre su propia obra y sobre la poesía.
- ¿Qué recorrido ha hecho y cómo ha cambiado su poesía desde que ganó el Adonais en 1999 hasta este último premio?
-Hay elementos de continuidad entre "Escenas principales de un actor secundario", libro con el que obtuve el Adonais, y los poemas de "Micrografías". En ambos hay ese deseo de prestar atención a las historias que pueden parecer menos importantes, a los detalles, a lo que pasa desapercibido. Sin embargo, creo que en mi último libro hay una voz femenina que se hace más presente y que revisa algunos mitos asentados en nuestra cultura. Es una voz más parecida a la que aparece en "Ningún mensaje nuevo", editado por Hiperión en 2008. Hay también algunos poemas de tono social, junto a otros de tono más íntimo. Por último, los poemas de "Micrografías" presentan mayor deseo de elaboración formal, con el acercamiento a formas clásicas como el soneto en algún momento puntual. Otra diferencia es que en muchas composiciones predomina el tono narrativo.
- ¿Cuáles son los temas recurrentes en su poética?
-Me gusta mucho intentar escribir poemas de amor, a sabiendas de que la empresa no siempre es fácil por el peso enorme de la tradición. Pero creo que los poetas de hoy tenemos que seguir abordando los temas principales del ser humano: el amor, la muerte, el paso del tiempo, los problemas de la incomunicación, la soledad. En este libro también hay pinceladas sociales y reflexiones sobre la creación literaria.
- Ahora, que tanto se cuestionan las humanidades, ¿para qué sirve la poesía?
-Mucha de la poesía escrita en el siglo XX se ha planteado este asunto, dando lugar a numerosas creaciones metapoéticas que hablan de la poesía a través de la propia poesía. Me acerqué primero a la poesía como lectora, en la adolescencia. Por entonces buscaba lo mismo que busco ahora cuando abro un libro de poemas: versos capaces de expresar mejor que yo misma ideas y sentimientos que a veces solo puedo presentir. En la buena poesía siempre he encontrado palabras que me expresan y que incluso sobrepasan mis expectativas, multiplicando mi capacidad de sentir, desarrollando mi espíritu crítico y definiendo qué significa estar en el mundo aquí y ahora. "Si yo fuera dios / y tuviese el secreto, / haría un ser exacto a ti; / lo probaría / (a la manera de los panaderos / cuando prueban el pan, es decir:/ con la boca)". ¿Se puede decir mejor que Ángel González?
- ¿Hay espacios para la poesía? Lectores, editoriales?
-Los poetas siempre nos quejamos de falta de lectores. Creo que internet nos brinda la posibilidad de estar en la red. Me alegra mucho cuando veo blogs y páginas con mis poemas, seleccionados por personas que ni siquiera conozco. En este momento hay por toda España muchas editoriales especializadas en poesía que están realizando un excelente trabajo.
- ¿La poesía española goza de buena salud?
-Creo sinceramente que sí. No sabemos qué pasará en el futuro, por ese descrédito de las humanidades que mencionaba usted antes. Ahora mismo hay grandes poetas en España y los países hispanoamericanos. La presencia de la mujer es una realidad imparable, lo que está aportando variaciones y revisiones a la tradición literaria. Entre las generaciones más jóvenes están surgiendo voces capaces de congregar público. Todas las ciudades cuentan con locales en los que se realizan lecturas. Las redes están llenas de blogs y páginas por las que circula la información y la creación. Soy optimista acerca del futuro de la poesía.
- ¿Sus poetas de cabecera?
-Hay uno por encima del resto, y es asturiano. Me refiero a Ángel González. Tengo incluso algún artículo sobre su obra. Pero sobre todo tengo siempre a mano "Palabra sobre palabra". La poesía de Ángel González concentra todos esos elementos a los que ya me he referido: riqueza temática, variedad formal, ideas, sentimientos, sentido crítico. Cuando me invitan a realizar lecturas en centros educativos siempre aconsejo a los alumnos lo mismo: que no pierdan el tiempo y lean a Ángel González.
