La presidenta de la hullera pública Hunosa, María Teresa Mallada, puso ayer a disposición de los concejos interesados los millones de metros cúbicos de agua almacenada en sus pozos, recurso que podría ser utilizado, en caso de sequía, para consumo humano o para otros usos urbanos, como el riego de calles o jardines. El proyecto más avanzado de la compañía a este respecto está en Aller. El líquido de la cuenca minera asturiana, con una capacidad de almacenamiento de 87 millones de metros cúbicos, tiene un bajo nivel de acidez y está cercano al PH neutro, lo que permite su utilización para beber con un sencillo tratamiento previo.

Mallada, que participó ayer en una mesa redonda celebrada en el Colegio de Ingenieros de Minas de Asturias, también avanzó que Hunosa comparte estudios con la Universidad alemana de Essen para investigar la posibilidad de hacer saltos hidroeléctricos en las minas, con el objetivo de producir electricidad. Según explicó la presidenta de la hullera, se podría lograr de dos maneras. Bien con un desagüe natural, o bien a base de bombeos. Además, también se podrían utilizar depósitos exteriores o interiores.

Hunosa bombea anualmente de sus pozos 37 millones de metros cúbicos, el equivalente al embalse de Tanes, que vierten en su mayoría a cauces fluviales. Se trata de un agua que supone un problema para el mantenimiento de los pozos y que la compañía que preside Mallada ha conseguido ya aprovechar para geotermia. Hunosa tiene en Mieres la mayor red de España y abastece de agua sanitaria y para el funcionamiento de calefacciones al Hospital Álvarez-Buylla, las instalaciones universitarias de la ciudad y la Fundación de la Energía. En breve, espera hacer lo propio con centros educativos y con viviendas del casco urbano. Además, la previsión de Hunosa también pasa por ampliar este novedoso aprovechamiento energético del agua de minas en la cuenca del Nalón a partir del año que viene.

Presentado por el decano del Colegio de Ingenieros de Minas, Juan José Fernández, en el acto sobre el futuro del agua de los pozos también participó Belarmina Díaz Agudo, flamante directora general de Minas y profesional con amplia experiencia en el sector que ha participado en más de 75 proyectos de investigación. La responsable autonómica, que reclamó la pervivencia de la minería del carbón como "reserva estratégica", partió de la base de que "estamos en un momento de transición, de cambio de modelo energético", en el que el reaprovechamiento de las aguas de las minas "es una propuesta con mucho fundamento". En esta línea, subrayó la relevancia que el asunto tiene para la región, que "cuenta con un entramado de minas realmente importante", bajo el que, apuntó, hay "una importante cuenca hídrica".

Entre las ventajas que Díaz Agudo aprecia en el uso del agua de minas destaca el hecho de que una explotación "puede cerrarse, pero no abandonarse", con lo que solventar el problema del agua que se va almacenando resulta fundamental. Por contra, al hablar de los problemas, aludió a la complicación que supone el que haya varias administraciones implicadas. En todo caso, y contra lo que sucede en otras zonas de España y Europa, la directora general de Minas puso en valor el escaso nivel de acidez del líquido de los pozos asturianos, lo que permitiría que sea utilizado para el consumo humano. Aunque no profundizó sobre ese uso, Díaz sí que llamó a "anticiparse a los problemas", a la vista de que, pese a que no ha sido un verano especialmente seco, el nivel del embalse de Los Alfilorios esté al 31% de su capacidad o que las imágenes del embalse de Barrios de Luna, en la vertiente leonesa de la Cordillera, han sido "auténticamente lunares".

Por su lado, Jorge Loredo, catedrático del área de Investigación Minera de la Universidad de Oviedo, llamó la atención sobre el hecho de que el agua de las minas "deje de ser un residuo para convertirse en un recurso" que se puede aprovechar de diversas maneras.