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Responden los voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Asturias

Cómo diferenciar una crítica destructiva de una queja

Es importante sentirse valorado en el trabajo y en la vida personal, pero también tratarse bien a uno mismo

Representación de dos tipos de reacciones a una crítica.

Si queremos establecer unas buenas relaciones personales la crítica destructiva es una mala compañera de viaje. Una crítica destructiva es un juicio que hacemos sobre alguien descalificándole, atacando su ser. Suele centrarse en los aspectos negativos de la persona usando por lo general un lenguaje agresivo. El propósito suele estar dirigido a descargar la rabia y desahogarse con prepotencia.

Oigo a una esposa decirle a su marido: "Eres un egoísta". A una madre decirle a su hijo: "Eres un vago". A un jefe decirle a su empleado: "Eres un lento". Oigo una voz que me dice a mí mismo: "Soy un desastre".

Todos estos reproches son críticas destructivas que van contra la persona minando las diferentes relaciones. Respecto a la relación de pareja, Gottman, creador de lo que se ha venido llamando el laboratorio del amor, donde se han estudiado las reacciones de cientos de parejas durante muchos años para conocer qué situaciones eran las que les llevaban al divorcio, presenta la crítica destructiva como una de las cuatro situaciones que terminan con la relación. Las otras tres son el desprecio, la actitud defensiva y la indiferencia.

En educación estamos cansados de oír lo importante que resulta transmitirles a nuestros hijos que son personas valiosas y capaces. Y por el contrario lo pernicioso que resulta para su carácter las críticas destructivas que minan su autoestima y favorecen el desarrollo de personas inseguras.

En el trabajo necesitamos sentirnos valorados como personas y que nos reconozcan nuestra labor profesional. Lo contrario suele provocar desmotivación y malestar.

Hacia nosotros mismos es conveniente desarrollar el esfuerzo y la autoexigencia. Sin embargo, poseer un crítico interno con mucho peso no nos ayudará en nuestro rendimiento ni en nuestra satisfacción personal.

La alternativa sería la queja asertiva. La queja no va dirigida hacia la persona, sino hacia sus comportamientos, se centra en los hechos que queremos conseguir o modificar, ofrece argumentos que ayudan a entender el problema y también puede ofrecer alternativas para enmendar los errores.

La esposa podría decirle a su marido: "Estoy cansada y te has olvidado de recoger la cocina, podrías ir tú a recoger a los peques".

El padre podría decirle a su hijo: "Se acabó la Play, es la hora de hacer los deberes".

El jefe podría dirigirse a su empleado en los siguientes términos: "Necesito que agilices estos expedientes, podrías darles prioridad sobre el resto del trabajo para poder entregarlos a tiempo". Y uno podría hablarse a sí mismo en los siguientes términos: "Esto es más difícil de lo que pensaba, necesitaré esforzarme más". Las personas somos seres relacionales, necesitamos de los demás para desarrollarnos. Hasta el punto que la mayor parte de los problemas psicológicos y emocionales se deben a una mala relación con uno mismo o con los demás.

La crítica destructiva no favorece nuestras relaciones. Sentirnos menospreciados por los demás o por nosotros mismos provoca malestar emocional y frena nuestro crecimiento personal.

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