"Está maravillosa. Si tuviera que ponerle una nota le pondría el diez o más". Así se refirió la feligresa María Gloria Alonso al resultado de los dos años de trabajos de rehabilitación de la iglesia de Santa María de Trubia. Aunque su parroquia de cabecera es la de San Andrés, la mujer no perdió la oportunidad, al igual que el resto de la multitud que ayer abarrotó el templo, de vivir en primera persona la puesta de largo de las dependencias religiosas ante el Arzobispo Jesús Sanz Montes. Todo un acontecimiento que además de permitir ver en su máximo esplendor todas las mejoras acometidas, sirvió para estrenar el himno compuesto por Santiago Díaz para la parroquia y su coro de ocho integrantes.

La iniciativa del párroco, José Manuel García de Jesús, con la imprescindible colaboración de la comisión para la reparación de la iglesia, hicieron posible que ésta fuese objeto de un profundo lavado de cara de dos años. El tejado, la estructura, la eliminación de humedades, la sustitución de la instalación eléctrica o el cambio de ventanas para lograr un importante ahorro energético fueron las principales actuaciones en las que se invirtieron los 185.000 euros, necesarios para dar dignidad a un edificio que data de 1749 y pedía a gritos una reforma. "Había goteras y hasta nos entraba el agua cuando llovía mucho, pero ahora está como nueva", recuerda José Ignacio Arango, uno de los integrantes de la comisión para los arreglos, que fue el encargado de seguir con todo detalle las obras. "Desde las ocho de la mañana a las seis de la tarde estaba al pie del cañón", apunta.

La entrega y colaboración vecinal fue reconocida por el propio Jesús Sanz Montes, que calificó al párroco como un sacerdote "edificante en todos los sentidos", si bien destacó el hecho de que su proyecto encontrase respaldo en los feligreses. "Hay curas con muy buenas intenciones que no pueden llevarla a cabo por falta de apoyo", declaró el Arzobispo durante una homilía en la que reivindicó el templo como "la casa de todos" por su papel como escenario de distintos acontecimientos de la vida cristiana como el bautismo, la comunión o el matrimonio.

Todo ello dentro de un ambiente festivo en el que tomaron parte unos 35 miembros de la agrupación musical Sagrado Corazón de Jesús de Oviedo con sus tambores y cornetas, así como un coro parroquial que por fin desveló la letra del que a partir de ahora será el himno de la parroquia. La composición, obra de Santiago Díaz, es el fruto de mucho tiempo de trabajo con el que se pretende dotar de un elemento identificador a los feligreses. "Somos aficionados a la música, pero creímos interesante hacer algo así", comenta Díaz, que aunque se trasladó a vivir a la parroquia desde Madrid hace tres años no oculta su orgullo trubieco.