El cardenal Vicente Enrique y Tarancón (1907-1994), gran símbolo de la Iglesia de la Transición, dará nombre a la rotonda de Fozaneldi, en la Ronda Sur de Oviedo. La propuesta fue realizada el pasado mes de julio por el Padre Ángel, en nombre de Mensajeros de la Paz, y tramitada por el alcalde, el socialista Wenceslao López. La edil de Estadística, Cristina Pontón (IU), confirmó ayer la entrada en el callejero local del que fuera Arzobispo de Oviedo entre 1964 y 1969. "Tarancón fue muy querido en la ciudad y conocido por su oposición a la dictadura franquista, lo que le supuso el veto del régimen durante muchos años", aseguró la concejala sobre un nombramiento que llevará a la Junta de Gobierno de la próxima semana el edil de Interior, Iván Álvarez, también de Izquierda Unida.

El Arzobispado celebró ayer lo que considera un "gran reconocimiento" para "la gran talla personal y eclesial del que fue Arzobispo de Oviedo". Un reconocimiento que hace extensivo "al papel que ha tenido la Iglesia en la construcción de la convivencia en el contexto de la Transición".

Por su lado, el Padre Ángel, impulsor de la iniciativa, también se felicitó por un nombramiento que, según dijo, "ilusiona a mucha gente". El sacerdote mierense guarda un "recuerdo precioso" de Tarancón, quien, rememora, "me enseñó que hay que creer en Dios y en los hombres". A su juicio, y "vista la situación que se vive en España y en Cataluña", el país "necesita mucho a figuras de la talla de Tarancón".

"Me parece muy bien". La valoración del arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán, sobre el reconocimiento a su predecesor tanto en la Diócesis como en la Conferencia Episcopal también es muy positiva. "Es un honor para la Iglesia y para los trabajos que se le reconozca", subraya Díaz Merchán sobre un cardenal al que trató mucho, del que fue colaborador y al que recuerda como "un gran impulsor del concilio Vaticano II y una persona de gran inteligencia, con gran capacidad para hablar y dialogar". A la hora de opinar sobre la labor de Tarancón en el paso a la democracia tras la dictadura franquista, el arzobispo emérito subraya que "supo acompañar la Transición sin convertir a la Iglesia en una fuerza política".