El asesino confeso de la ovetense Karla Belén Pérez, el marroquí Abdelwahid Aghbalou, se enfrentará a 26 años y 3 meses de cárcel cuando se siente en el banquillo de la Audiencia Provincial, un juicio para el que aún no hay fecha establecida y que se celebrará ante un tribunal de jurado. Al menos esa es la pena que solicita para él Miguel Rodríguez, el fiscal que investiga un crimen perpetrado en Melilla que conmocionó a Oviedo en julio del año pasado. El ministerio público -que ya ha presentado su escrito de calificación al igual que el resto de las partes- considera que el acusado es culpable de un delito de asesinato, que le robó el móvil a su expareja después de estrangularla en las inmediaciones de una playa de la ciudad autónoma y que quebrantó la orden de alejamiento que se le había impuesto por golpear a la fallecida cuando compartían piso en Ciudad Naranco.

Karla Belén Pérez tenía 22 años y un hijo de apenas diez meses cuando perdió la vida a manos de su expareja. Fue la madrugada del 10 de julio del año pasado. Esa noche Abdelwahid Aghbalou la llevó hasta una zona despoblada del Paseo Marítimo de Melilla -en concreto al entorno de las casetas para uso de militares situadas en la zona de la playa de La Hípica- y allí la estranguló hasta matarla. Luego la dejó tirada junto a unas casetas y se entregó en una comisaría de la ciudad autónoma con el hijo de ambos en sus brazos. Allí lo confesó todo. Dijo que había quedado con Karla en la ciudad autónoma a pesar de que desde abril pesaba sobre él una orden de expulsión de España y otra de alejamiento por haberla maltratado. Relató con detalle cómo lo había hecho, cómo en mitad de una acalorada discusión perdió la cabeza y cómo se llevó su teléfono para venderlo mientras el niño dormía en el carrito.

Karla había roto definitivamente la relación con su asesino cuando este fue expulsado del país por golpearla, pero el fiscal considera probado que el hombre la seguía acosando por teléfono y a través de las redes sociales. Así consiguió convencerla para que acudiese a Melilla. Le dijo que el pequeño tenía que conocer a la familia de su padre y que, una vez que llegasen a la ciudad autónoma, partirían hacia Tánger para reunirse con sus padres y algunos de sus hermanos. Ella estaba tramitando los papeles del pequeño en el juzgado para poder llevárselo "un par de años a Ecuador" y "no le parecía correcto" marcharse sin que la familia de su padre se despidiese, según relataron sus amigas en su momento. Accedió a ir y eso le costó la vida. "Mantuvieron una fuerte discusión, fruto de la cual el acusado, con evidente intención de terminar con la vida de su expareja y, aprovechando que la misma se había girado y le estaba dando la espalda de forma que no podía ver ni prever el ataque del acusado, la agarró fuertemente por el cuello hasta que se aseguró que la misma ya no respiraba, dejando el cadáver sobre una jardinera y apoyado en la maleta gris que la víctima llevaba consigo", recoge el escrito del fiscal.

El abogado de la familia de la fallecida, el ovetense Mario Kopke Patiño, pide la misma pena de prisión que el ministerio público.