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Rescates en el patio de la escuela

Los alumnos de Primaria aprenden a desplegar una camilla, usar una manguera en modo "cortina" o hacer la reanimación cardiopulmonar

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Los bomberos visitan el colegio San Ignacio en Oviedo

El 11 de septiembre de 2001 unas 3.000 personas lograron salvar su vida durante el atentado en las Torres Gemelas. Gran parte de ellas bajaron las escaleras de los edificios pegadas a la pared para dejar el libre la parte central de forma que los bomberos pudieran desplegar mangueras o subir y bajar camillas. Aplicaron los conocimientos que tiempo atrás les habían enseñado en la escuela y que cada año habían practicado en los simulacros del trabajo.

Que la divulgación y la prevención salvan vidas es un hecho. Por eso la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), el Ayuntamiento de Oviedo y la Fundación Mapfre organizaron esta semana un programa de actividades sobre prevención de Incendios que les llevó a acudir al colegio Lorenzo Novo Mier, la Escuela Parque Infantil y el San Ignacio para montar un parque móvil en el que practicar técnicas de salvamento y extinción hasta RCP (Reanimación Cardiopulmonar). E incluso hacer un simulacro de evacuación en el Instituto Pérez de Ayala.

Entre seis y nueve bomberos acudieron cada día a uno de estos centros, de diez a una de la mañana, y convirtieron sus patios en cuarteles improvisados gracias al montaje de una "casa de humos", una cuba seminodriza de 6.000 litros de agua y un furgón multisocorro. Los niños del ciclo de Primaria se pusieron bajo las órdenes de los agentes impresionados por el despliegue y orgullosos de lucir un casco rojo de plástico de estilo americano y un chaquetón a "de alta visibilidad" con las palabras "Bomberos de Oviedo" en la espalda. Divididos en grupos, primero asistían a una clase teórica con proyección de video incluida en la que aprendían los conceptos básicos sobre qué hacer en caso de fuego en el colegio y en el domicilio, y cuáles son los riesgos a evitar. Pero lo emocionante venía después.

Los chavales sujetaban las mangueras de extinción de incendios para proyectar agua a chorro o a cortina, de pie o agachados, avanzando o retrocediendo en grupo y tirando de vez en cuando. "Conocen de primera mano el trabajo necesario para sofocar llamas", explica Mauricio Bogomak, uno de los bomberos que vela en todo momento por la seguridad de los pequeños, que en ningún momento se enfrentan a fuego de verdad.

La "casa de humos" y el furgón multisocorro también llaman la atención de los críos. El primero -aunque en realidad está libre de humos- sirve para que los alumnos sepan usar los equipos de respiración para desenvolverse en una atmósfera desfavorable o con monóxido de carbono, también conocido como "el asesino silencioso". "No sabía que hay algo en el ambiente que no se ve ni se huele, pero que puede matar", dice la pequeña Laura González durante la práctica en el Lorenzo Novo Mier.

Los más curiosos preguntan por el funcionamiento de las cizallas, los puntales o los separadores en rescates de emergencia. El furgón multisocorro es en realidad un taller lleno de material especializado que suele utilizarse en excarcelaciones de vehículos, en ascensores, en un barranco o en un tren en llamas. "No es lo mismo una camilla de espeloeología que la estándar", añade el bombero Bogomak.

Protección Civil también participó en la Semana de prevención de incendios en Oviedo. Ellos fueron los encargados de enseñar RCP a los alumnos, que se prestaron voluntarios tanto para simular ser reanimadores como pacientes.

La Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos organiza estas actividades en cincuenta ciudades españolas y hace especial hincapié en la realización de simulacros. Los centros educativos están obligados a hacer uno al año de acuerdo a la ley 393 del 27 de marzo de 2007, aunque los expertos recomiendan aumentar el número. Lo ideal sería realizar un simulacro general al año y cada tres o seis meses hacer ejercicios de simulación o simulacros parciales.

Los bomberos participan voluntariamente en la Sema na de la Prevención haciendo un esfuerzo extra. El director gerente de la APTB, Gabriel Muñoz, recaló en Oviedo para presentar estas actividades, que se hicieron por segundo año consecutivo en la ciudad, y destacóar la importancia de promover la instalación de detectores de humo, especialmente en viviendas de personas de avanzada edad. Estos dispositivos son obligatorios en Estados Unidos y Francias, e incluso las compañías de seguros los ponen como condición indispensable en el Reino Unido. El 70% de las muertes en incendios se producen por inhalación humo.

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