"Desarme" vegano. Como suena. Es la novedad gastronómica de este año en la cita culinaria ovetense con mayor raigambre en la ciudad. Un restaurante situado casi a la sombra del monasterio benedictino de San Pelayo, especializado en comida vegetariana, comenzó a servirlo estos días y, al parecer, con gran éxito.

La joven cocinera Carla Guerra lanzó esta singular y arriesgada propuesta en su carta y parece que dio plenamente en la diana, a juzgar por los resultados. Los clientes, tan sorprendidos como maravillados, comentaban ayer el buen resultado del condumio mientras de fondo sonaba la música cubana de "La negra Tomasa".

Carla Guerra, como buena vegana, quiso que los vegetarianos tuvieran también la oportunidad de degustar el "desarme", pero adaptado a su régimen alimenticio. Por eso, en el guiso de garbanzos sustituyó el bacalao por setas, espinacas y algas wakame y kombu, que le dan un sabor potente a mar. "La setas le dan textura y las algas sustituyen perfectamente el sabor del bacalao". Lo de los callos ya es un tema mucho más complicado. "Se trata de un guiso de soja, con bastante pimentón para darle un aire a los callos, alcachofas y también patatas fritas. El aspecto es muy similar al de los callos, aunque lógicamente el sabor no se puede conseguir, ni algo siquiera que sea parecido", detalló la audaz cocinera.

¿Y el postre? El clásico arroz con leche y la versión vegana con leche vegetal. Resumiendo, que los platos más conseguidos son el primero y el último.

"Este menú comencé a prepararlo en mi casa, y como me pareció que salía a mi gusto y sin desvirtuar el original del 'desarme' me animé a hacerlo en el restaurante y, la verdad, estoy muy contenta. Ahora tengo que ir a por el menú del Antroxu vegano". Éste sí será todo un reto, aunque lo más fácil serán los frixuelos.

En una mesa, Chema Fernández, Manuel Galán y David Acera se apuraban a "rebañar" el plato de los garbanzos. "Sensacional", coincidieron en afirmar mientras esperaban intrigados el segundo. Cuando llegó también le dieron el visto bueno mientras cambiaban el agua por el vino.

"Esta cocina tiene mucho futuro, porque en Asturias cada vez hay más veganos, y también otros que aunque no lo son les apetece probar estos platos", explicó la cocinera, al tiempo que destacaba que entre los turistas que visitan Oviedo "hay muchos que buscan este tipo de cocina".