Los restos de José Manuel Manzano Ramírez, conocido popularmente como Manolín el Gitano, ya descansan en el cementerio de El Salvador. Acostumbrado a la soledad de la calle, el mendigo más famoso de Oviedo tuvo una nutrida despedida, a pesar de la ausencia de esquelas y no estar fijada ninguna hora para el sepelio. Alrededor de medio centenar de familiares y allegados, entre ellos tres pastores de la iglesia evangélica, protagonizaron un acto discreto pero emotivo, que culminó con una sonora ovación. Después, cuatro operarios introdujeron el féretro en uno de los nichos de beneficencia del ayuntamiento ovetense. La puerta del camposanto comenzó a recibir desde primera hora de la mañana a los parientes de Manolín, que aguardaban la llegada del coche fúnebre, sin tener clara la hora de inicio.