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Una hostelera permite a familiares de pacientes del HUCA llevar comida de casa a su negocio

"Sé lo que es pasar allí 50 días con pocos recursos", explica Belén Díaz ante la falta de un local habilitado en el hospital

Un restaurante a disposición de familiares de enfermos

Un restaurante a disposición de familiares de enfermos

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Un restaurante a disposición de familiares de enfermos Lucas BLANCO

Ayudar a evitar un mal sufrido en sus propias carnes. Ese es el objetivo de la hostelera Belén Díaz, propietaria de una cafetería situada en los bajos de las torres de Montenuño, a escasos metros del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Quiere abrir las puertas de su negocio a los familiares de pacientes hospitalizados que deseen llevar la comida de casa. Las quejas de varios usuarios a través de LA NUEVA ESPAÑA el pasado mes de mayo por la ausencia de un servicio habilitado para los allegados de personas sometidas a largos ingresos llevó a la hostelera a sentirse identificada y, tras varios meses dándole vueltas, decidió que estaba preparada para poner su granito de arena.

Si bien a finales del pasado junio la Junta General del Principado aprobó una proposición no de ley de Podemos para habilitar el equipamiento, de momento nada concreto se sabe del proyecto. Mientras tanto, los casos de personas que protestan por la prohibición de llevar su propia comida a las cafeterías del complejo sanitario y la inexistencia de un servicio alternativo continúan aflorando y provocando remordimientos a personas como Díaz. "Tuve una clienta de Luarca con escasos recursos que todos los días durante ocho meses tuvo que venir y me rompía el alma", indica la mujer que regenta su propia cafetería desde el pasado enero.

Sin embargo, reconoce que es posible que la sensibilidad con esta problemática le venga motivada por el hecho de haber sido una de las personas que padeció la falta de alternativas diferentes a tener que asumir los costosos menús ofertados dentro del recinto hospitalario. "Tuve a mi padre 50 días hospitalizado en una época en la que yo ganaba poco y tenía que criar a mi hija adolescente y sé lo mal que se pasa", apunta.

Después de unos meses de adaptación, la hostelera reconoce que el negocio funciona muy bien especialmente para los desayunos y se ve en condiciones de acoger a personas en horario de comidas que traigan su propio alimento. "Tengo 140 metros cuadrados disponibles que al mediodía no tienen tanta actividad y el gasto de luz lo tenemos que hacer de todas formas", explica sobre sus planes.

La intención de la empresaria es que al menos durante el periodo que transcurra hasta que la administración aporte una solución, las personas necesitadas de su ayuda puedan tener un balón de oxígeno frente a tanto gasto. "Siempre intentamos ayudar a los clientes que vemos con necesidades", reivindica la promotora de la iniciativa solidaria.

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