Los ladrones arrancaron de cuajo los barrotes que protegen una de las ventanas laterales de la entidad bancaria, reventaron el cajero automático y abrieron la caja fuerte situada en la oficina como si se tratase de una lata de sardinas para llevarse un botín que ronda los 190.000 euros, pero en Olloniego nadie se enteró de nada. "Fue el asalto perfecto, no oímos ni un solo ruido", asegura una de las vecinas que vive en la casa contigua a la oficina de Liberbank. "Yo duermo en la parte de atrás de la casa, justo al lado de la zona por la que entraron, y no escuché nada. Y eso que la Guardia Civil nos dijo que tuvieron que estar mucho tiempo dentro para llevarse tanto dinero", explica la mujer.

Pilar Fernández reside justo enfrente de la oficina y tampoco se enteró del asalto, ni ella ni ninguno de sus vecinos. "Parece increíble pero nadie sabe nada. Ha tenido que ser cosa de profesionales porque consiguieron llevarse el dinero sin llamar la atención a pesar de todo el trabajo que tuvieron que hacer para sacarlo de las cajas", sostiene. En la misma línea se mantiene Antonio Viejo, que ayer paseaba a su perro por una zona situada en la parte de atrás del banco, un espacio que permanece acotado por un cordón de la Guardia Civil y en el que los agentes también estuvieron buscando pruebas para tratar de encontrar a los ladrones. "Es la comidilla de todos los vecinos del pueblo, pero ninguno nos hemos enterado de nada y los ladrones se fueron igual que vinieron", dice.

Tampoco llegaron datos sobre el robo a los bares y comercios de Olloniego, cuyos responsables no pudieron encontrar ni a un solo cliente con información sobre lo ocurrido. "Sólo sabemos lo que ponen los periódicos, que se han llevado mucha pasta", señala el propietario de una sidrería cercana a la oficina de Liberbank. A última hora de la mañana, tras mucho preguntar, LA NUEVA ESPAÑA encontró una pequeña pista, aunque no muy fundamentada. "A mi me dijo un señor que había sido tres o cuatro encapuchados, pero a él se lo había contado otra persona que ni siquiera sé quién es", dijo el cliente de otro establecimiento hostelero del pueblo.

La entidad bancaria permanecía ayer cerrada al público y así seguirá hasta que se reparen los desperfectos ocasionados por los ladrones y finalicen las investigaciones policiales que están en marcha. En el interior de la oficina varios operarios se afanaban en retirar el cajero y la caja fuerte que resultó dañada para sustituirlas por unas nuevas que esperaban en un camión de mudanzas aparcado frente al banco. La directora de la oficina, que hace veinte días funciona además como agencia financiera, no se prestó a ofrecer información sobre lo ocurrido. "No puedo contar nada más porque todo está en fase de investigación y no es lógico hacer públicos los detalles. Lo único que puedo decir es que estoy muy disgustada", señala la mujer, que prefiere mantener su nombre en el anonimato. La Guardia Civil seguía ayer buscando a los autores del robo y analizando pruebas.