"Los Cursillos de Cristiandad son un instrumento de evangelización". Así los definió ayer Alfredo Prieto Valiente, responsable de este movimiento, durante el acto que celebraron en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, bajo el epígrafe: "Quinientos cursillos de cristiandad en la diócesis de Oviedo, en la que este movimiento está presenta desde el año 1958, un año después de que se fundara en Palma de Mallorca.

En el acto también intervino Isolina Riaño, responsable de este movimiento en Asturias junto a Prieto Valiente; José María García, presidente del Movimiento, Gonzalo Suárez, consiliario de Cursillos de Cristiandad en Asturias, y el sacerdote y pilar de esta formación religiosa, Ezequiel Fernández, que durante su presentación fue ovacionado por los asistentes que llenaban el salón de actos. Optó por estar callado.

"Estamos ante un éxito apostólico que trascendió al resto de las diócesis españolas", afirmó Prieto Valiente al mismo tiempo que recordaba que el primer Cursillo de Cristiandad se celebró en Asturias en el mes de junio del año 1958, en la casa de ejercicios espirituales de El Bibio, en Gijón, al que asistieron veintidós cursillistas.

La pediatra Isolina Riaño fue la encargada de dar su testimonio personal como cursillista, que se remonta a cuando tenía 18 años y cursaba primero de Medicina. "Entonces descubrí la presencia del Espíritu en mi vida, y también que la fe me hacía crecer en libertad y sirviendo sólo al Señor".

Después le tocó el turno a Gonzalo Suárez que no pudo ser más breve ni más conciso: "El cursillo nos dio la clave para vivir felices. Ése es su secreto". No hacía falta decir más.

El acto lo cerró José María García, "Chema", recordando que el próximo domingo el Arzobispo clausurará en la basílica de San Juan el cursillo número 500.